Junto a la primera representación fidedigna de Málaga, dibujada en 1564 por el enviado de Felipe II, Anton van den Wyngaerde, comparte espacio en el libro una vista de la ciudad desde Gibralfaro, realizada centurias después por Pablo Solo de Zaldivar, basada en documentación del siglo XVI, en la que conviven la parte trasera de la nueva Catedral cristiana con la reconvertida Mezquita.

Monumenta Cartographica Malacitana. Civitas & Portus, inicial catálogo de la exposición que en 2017 conmemoró los 200 años de La Farola, se presentó el pasado miércoles en el salón de actos de Unicaja, en la plaza de la Marina, en una edición ampliada, en forma de libro de tapa dura, gracias al Puerto de Málaga y Unicaja Banco.

Los autores, los académicos de la Historia Francisco Cabrera y Manuel Olmedo, han seleccionado cerca de un centenar de documentos, entre planos, mapas, grabados, cuadros y fotos, de un total de 300 que resumen casi cinco siglos de cartografía.

Muchos de ellos los dieron a conocer por vez primera en Málaga de archivos nacionales e internacionales e incluso, llegaron a rescatar planos y documentos «salvándolos de aquella salvaje furia pirómana de determinados políticos y funcionarios municipales», criticó Manuel Olmedo.

El académico de la Historia recalcó «la extraordinaria labor a lo largo de casi cinco siglos de delineantes, cartógrafos, arquitectos e ingenieros» para plasmar en papel «la piel y el relieve de la ciudad».

Muchos de los planos recogen los intentos, a veces fallidos, de mejorar las instalaciones portuarias, así como las propuestas nunca realizadas para acabar con las cíclicas inundaciones que provocaba el Guadalmedina; un riesgo, recordó Manuel Olmedo, que en nuestros días sigue vigente ante la falta de una solución hidrológica.

Entre los planos más llamativos, el libro incluye el realizado en 1717 por Bartolomé Thurus, que es el primero en incluir la red viaria de Málaga.

Como curiosidad, se incluyen dos planos del mismo año (1785) de Joaquín Villanova, uno sin el paseo lineal de la Alameda y el segundo, con la Alameda ya perfilada.

Para el también académico de la Historia Francisco Cabrera, este tipo de documentos no sólo permite estudiar cómo era la Málaga de su tiempo y sus necesidades sino también saber más «sobre los malagueños de otros siglos: cómo se divertían, cómo trabajaban, cómo vivían y cómo morían».

El presidente de la Autoridad Portuaria, el socialista Paulino Plata, que explicó que le quedaba poco tiempo en el cargo, confió en que esta obra cartográfica pueda ser ampliada por los sucesivos responsables del puerto.

También aprovechó para hacer balance y abogar por un puerto de Málaga competitivo que encare cuanto antes su ampliación. «Málaga se juega mucho si no tenemos en cuenta que el futuro de la economía de esta ciudad pasa por un puerto que atienda esa demanda».