El brexit y sus consecuencias están generando nerviosismo en muchos ámbitos. E incertidumbre, una palabra que parece que va unida con este divorcio dramático. Y el sector sanitario no iba a ser menos. Más cuando los españoles representan un porcentaje muy importante en el National Health Service (NHS). En junio de 2018 había 6.160 españoles trabajando en la plantilla de la sanidad pública británica, siendo el séptimo país en presencia extranjera y el cuarto europeo, solo superados por polacos, portugueses e italianos.

Sumando la sanidad privada, según el Consejo General de Enfermería de España hay 6.300 enfermeros trabajando actualmente en Reino Unido; la caída de estos profesionales es de un 23,1 por ciento desde el referéndum a favor de la salida de la Unión Europea. Según el Colegio de Enfermería de Málaga, este descenso se ha ido notando progresivamente. Así, en 2016 expidieron 123 certificados a colegiados malagueños. Un documento necesario para ir a trabajar al extranjero. En 2017 se redujo la cifra a 70. Y en 2018 tan solo fueron 54. El 80 por ciento de los malagueños que se van a probar suerte fuera de España van a Reino Unido. «Está claro el efecto brexit y estará más acentuado a partir de ahora», asegura el presidente del Colegio de Enfermeros de Málaga, Juan Antonio Astorga, quien señala ese desconocimiento por qué pasará y cómo les afectará como una de las claves de que los malagueños estén reduciendo su salida a Reino Unido.

Probar suerte en este país es desde hace años una vía de escape para los enfermeros que no encontraban trabajo en España o que querían mejorar su nivel de inglés mientras ejercían su profesión por los derechos laborales que ofrecen, el reconocimiento de la profesión y las posibilidades académicas y de promoción a las que se accede, detalla Astorga. Pero, «¿va a seguir siendo rentable profesionalmente irse a Inglaterra? Yo lo veo difícil». Y es que algo esencial para elegir este destino es que lo trabajado en los hospitales públicos británicos cuenta en los españoles. «Por regla general venimos a conseguir puntos para la pública», cuenta Miguel Bellido, un malagueño de 29 años que lleva trabajando cinco años en Londres.Objetivo: conseguir puntos

«Ahí es donde entra el tema del brexit; si se llega a un brexit duro no sabemos si los puntos se verían reflejados o no. Si no puntúa la gente va a huir porque económicamente no es gran cosa. No compensaría, nuestra única motivación son los puntos que vas consiguiendo para poder volver a España». Miguel ya tiene fecha de vuelta. Será en abril de 2020, pues espera encontrar trabajo gracias a la experiencia y los puntos obtenidos. «Sé que voy a perder derechos como trabajador, en España los contratos no son buenos, pero hay trabajo para gente que tiene experiencia».

El presidente del Colegio de Enfermería de Málaga señala que ve posibilidades en que haya mayor estabilidad para los enfermeros en España con las medidas que está tomando la Junta con respecto a los contratos eventuales, por ejemplo, y la oferte pública de empleo que se prevé. «Si aquí hay más posibilidades de contratación y allí hay más incertidumbre es normal que los enfermeros se vuelvan o decidan no ir». Para Astorga que los enfermeros tomen esa decisión porque la situación mejore en España es positivo: «no es lo mismo irte que sentirte exiliado».

La incertidumbre es total, según confirma Miguel. Ni sindicatos, ni el gobierno «ni nadie» les dice qué podría pasarles. «Es algo que hablamos entre nosotros a diario. ¿Has hecho las maletas ya? Es la pregunta más frecuente», dice entre risas. No cree que los echen. «Los europeos sustentamos el NHS, si hay una espantada nacional se cargarían el NHS... pierden más de lo que ganan». Lo único que sí les han notificado es la necesidad de estabilizarse como residente europeo, dice.

Pero no solo el brexit y la supuesta mejora de las condiciones en España son los motivos de que hayan descendido los enfermeros que van a trabajar a Reino Unido. «Más que el brexit yo creo que son las dificultades que tienen desde el pasado enero de 2016, pues piden el nivel C1 de inglés», dice Carlos Palomo, consejero de la red Eures en Málaga, desde donde ayudan a gestionar las salidas de estudios o trabajo a Europa. «Desde entonces, la mayoría se va de auxiliar».

La malagueña Sara Bouaddi es una de las enfermeras que se encontró con este nuevo requisito de idioma y no pudo ir a trabajar como enfermera de pleno derecho, sino que siempre tenía que estar bajo supervisión. «Es algo así como enfermera de cascarilla», dice Sara, que volvió de Reino Unido tras seis meses porque su intención era sacarse el nivel de idioma mientras trabajaba, pero cuando se suspendió el curso que le habían prometido su situación se volvió inestable: «no podía avanzar como enfermera».

A este requisito, que según Miguel Bellido es difícil tener al acabar la carrera, momento que le parece clave para irse al extranjero porque es cuando los jóvenes no encuentran trabajo al no tener experiencia, se unen también el endurecimiento de la colegiación en Reino Unido, afirma el malagueño. Por tanto, no es solo por el brexit. La reactivación de las condiciones y las posibilidades laborales en España, el endurecimiento de los requisitos de idioma junto a la incertidumbre que rodea el divorcio han generado el descarte de Reino Unido.Miguel BellidoEnfermero de Urgencias. Lleva cinco años en Londres

Miguel Bellido, al igual que muchos de sus compañeros de promoción, marchó a Londres en 2013, año en el que terminó la carrera. «Estábamos en plena crisis y aunque nunca me había planteado irme» porque incluso «era malo en inglés», recuerda riendo, «vi que era imposible». Echó currículum en muchos hospitales españoles y se dio un margen de dos meses. Nadie llamó. Así que empezó los trámites para irse a Londres. Comenzó en un hospital a las afueras siendo Band 4, aunque rápidamente subió a Band 5. Un año después regresó a Málaga por temas familiares y lo intentó de nuevo, pero la situación era la misma. Así que volvió a Londres. Ahora es Band 6 y tiene a otros a su cargo. Poder subir de rango y los derechos laborales son dos de los motivos que más valora del NHS. Pero hay algo que desde que tomó la decisión de irse hace cinco años es su meta y por lo que continúa allí: obtener puntos para la pública en España. Y sin embargo una de las incertidumbres que genera el brexit es esa. No saben si desde el momento en que Reino Unido salga de la UE sus puntos van a seguir contando en España. Por ello cree que si dejan de puntuar para muchos dejaría de tener sentido estar allí, ya que económicamente afirma que están bien posicionados, pero que la vida también es más cara. Y al final no compensa. Para él, que ya lleva cinco años trabajando en la sanidad pública británica, cree que sí que hay oportunidades en España y ya tiene prevista su vuelta, aunque le preocupan las nuevas promociones. «Si volvemos todos los que estábamos fuera la gente que termina la carrera no encontrará trabajo, pero ellos además no tendrán la opción de venirse a Inglaterra a conseguir puntos. Es la pescadilla que se muerde la cola». Aún así, Miguel espera que el brexit los tenga en consideración porque «si hay una espantada nacional, nos cargaríamos el NHS» .

Sara BouaddiEnfermera. Volvió tras seis meses en Reino Unido

La malagueña Sara Bouaddi, de 24 años, se fue a Reino Unido en 2017. Su decisión vino tras un verano con contratos precarios. «Eran de muy corta duración y no me permitían mantenerme ni desarrollarme como enfermera». La falta de oportunidades aquí y las ganas de aprender más sobre su profesión, desenvolverse en un sitio nuevo y aprender inglés hicieron que en octubre hiciera las maletas. Desde enero de 2016 los requisitos de idiomas para trabajar en Reino Unido se endurecieron y los enfermeros necesitan desde entonces tener el IELTS 7, que equivale a un nivel C1. Sara lo sabía, pero no quería que eso la frenara así que buscó academias para preparar el examen. Al no encontrar ninguna decidió irse a un hospital que ofreciera el curso y donde pudiese trabajar mientras tanto. Así que se fue al Medway Maritime Hospital a trabajar como lo que ella define «enfermera de cascarilla». Su categoría era Band 4, algo así como enfermera con formación, mientras que la enfermera habitual es Band 5 y auxiliar Band 3. Con ese estatus podía realizar técnicas y dar medicación, pero siempre con la supervisión de otra enfermera. Tras un mes allí el hospital canceló el curso de IELTS. Así, su situación se volvió «insegura» al no poder avanzar y llegar a trabajar como enfermera. Realizando este trabajo, a nivel de enfermería, «no perdí habilidades, pero tampoco gané». Finalmente, en abril de 2018 decidió regresar a Málaga. «Me sentí totalmente engañada por el hospital, que ni se dignó a darnos explicaciones del porqué lo habían cancelado o si lo renovarían en algún momento». En su caso, el brexit no fue determinante «lo veía como algo lejano porque parece que no se aclaran; no lo veía como una amenaza real». amanda usero málaga