Hace unos días, el portavoz de Adelante Málaga, Eduardo Zorrilla, hablaba al firmante de un estudio reciente según el cual la mayoría de los que se desplazan en patinete eléctrico no se quitan en ese rato de conducir el coche sino de caminar.

Es decir, que el patinete lo que está haciendo en muchos casos es fomentar un tipo de peatón que prefiere que le lleven, en lugar de andar unos metros, así que una de las cosas que está fomentando este nuevo transporte es el 'fofismo', es decir, un horizonte de malagueños fofos por falta de ejercicio.

A tan descorazonador panorama hay que añadir que el aumento tan exagerado de patinetes en el último año ha convertido las aceras de Málaga en un riesgo de atropello constante.

Los sufridos vecinos del Centro, pero también los del Limonar y La Malagueta ya se han movilizado para pedir que no circulen como Pedro por su casa, hartos de esta invasión.

El bando del alcalde sobre estos cacharros, publicado a comienzos de año, se centra en dónde hay que aparcarlos y remite a la ordenanza de Movilidad de 2014, que considera a las personas que usan los patinetes eléctricos (y hasta motos eléctricas con aire de Harley Davidson), como peatones. Al tiempo, la ordenanza recuerda que los patinetes no deben superar los 10 kilómetros por hora por aceras y calles residenciales, un límite de velocidad que, podemos comprobar a diario, se lo salta hasta el Tato.

La norma también deja claro que son los peatones los que tienen prioridad, pero ojo, porque están proliferando los usuarios de patinetes impacientes y molestos porque no les dejan avanzar como quisieran. El resultado es que aumentan los empellones, roces y atropellos.

El invento ha cogida a nuestro Ayuntamiento con el paso cambiado -como a casi todos los de España- de ahí que andar por Málaga, y más en verano, se esté volviendo tan peligroso como hacerlo a las 8 de la mañana por la calle Estafeta en Sanfermines.

La barbaridad de todo este asunto estriba en considerar a un tío que se mueve en un vehículo eléctrico igual que un peatón. En Alemania, desde el mes pasado, los patinetes ya no pueden circular por la acera ni por zonas peatonales, sólo por los carriles bici.

Mientras la Dirección General de Tráfico se aclara con el invento y publica de una vez el decreto que los regule con claridad, Alejandro Villén, un conocido ilustrador y vicepresidente de la Asociación de Vecinos Centro Antiguo, ha diseñado dos carteles, el primero sobre la 'invasión' de los patinetes inspirado en una película de terror, y el que presentamos hoy, una reinterpretación del fusilamiento de Torrijos, con sus hombres atropellados por patinetes en la playa del Bulto.

Al menos en Málaga, los patinetes eléctricos no fomentan tanto la movilidad como la entorpecen. Sí potencian la acumulación de grasa en el abdomen. Hay que regular ya este atropello.