Jonatan Santos Moreno, escritor y poeta malagueño, alcanza la madurez literaria con El luto de los gigantes, una bella novela de Ediciones del Genal en la que relata la historia de su tía abuela Amparo Escobar durante la Guerra Civil en la ciudad. Será presentada hoy en la Sociedad Económica de Amigos del País a partir de las 19.00 horas.

La novela está ambientada en los últimos días de la Guerra Civil en Málaga y relata episodios tan dolorosos como la huida por la Carretera de Almería. ¿Le costó mucho documentarse sobre esa época?

En cierto modo me costó y no. La huida de la población por la Carretera de Almería, o como bien se le conoce, La Desbandá, es un hecho muy conocido por todos, pero a la vez muy desconocido. Se habla de masacres, pero, a su vez, todavía hay gente que ni la conoce y otros que siguen restándole valor. Durante más de siete años, me he documentado en archivos municipales y libros, pero, sobre todo, caminando por el propio camino de la carretera mediante testimonios de las propias personas que vivieron aquello.

Usted abraza, al inicio de la novela, a su tía abuela y le dice que ya está en casa. ¿Cómo llegó a usted esta historia?

Todos tenemos, por desgracia, al menos una historia de la Guerra Civil en nuestra familia. La mía es la de Amparo Escobar, mi tía abuela. Ella siempre ha estado presente, porque fue una persona muy amada. Mi abuela fue una matriarca y se encargó de criar a todos sus hijos y después a todos sus nietos. Yo era el más pequeño de todos, y ella siempre la tuvo presente, pero siempre tuvo un gran desconocimiento de lo que realmente pasó. Creo que era una deuda que tenía que resolver.

¿Qué le ha supuesto reencontrarse con el pasado de su familiar?

Sobre todo, un gran orgullo. Muchas mujeres, en aquellos años, eran muy activas porque consiguieron grandes avances en materia de derechos y estuvieron dispuestas a luchar para no perderlos. Pero además, toda su historia para mí ha sido una de las historias de amor más maravillosas que he podido descubrir.

Me ha llamado la atención el lenguaje casi poético y el ritmo pausado y suave con el que cuenta una historia desgarradora. ¿Trabaja mucho el lenguaje?

Sí, la verdad es que sí. Mucho borrar, escribir, leer e incluso no dormir porque quizás tal frase suene mejor de una forma que de otra. Para mí era esencial que este libro tuviese este ritmo por la calidad de la historia en sí y por buscar, definitivamente, un estilo propio que pudiese definirme.

¿Qué aspectos de aquella Málaga ve en la de hoy y en qué hemos cambiado?

Málaga siempre en toda su historia ha sido la ciudad revolucionaria por excelencia. Desde la toma por los Reyes Católicos, que la castigaron bastante porque se resistió más de lo que esperaban, hasta la Guerra Civil, que también costó lo suyo; creo que ese espíritu de defendernos se ha podido diluir con el paso de los años. Por otra parte, la ciudad abierta, que siempre acoge y que se vuelve hogar de todo el que llega, es algo que ha permanecido en nosotros.

Su historia pasea por las clases y calles populares de la época. ¿Considera que los escritores se acercan poco a la historia de los de abajo?

Más bien nada. Por un lado, el escritor busca un mundo diferente para el lector, que lo saque de lo mundano, le dé un mundo diferente al suyo y lo entretenga. Pero por desgracia caemos en la trampa de no contar lo que nos da nuestra identidad, la historia que realmente crea la historia y es la que ocurre en lo popular que, realmente, ayudaría mucho a hacer que el lector se sienta identificado.

¿Qué le ha dicho su familia del libro?

Primero me han ayudado muchísimo en documentación, en los personajes reales que rodearon a Amparo. Después han sido mi inspiración. Y ahora que está terminado, están felices porque están descubriendo algo que ninguno conocía realmente.

¿En qué trabaja ahora?

Pues ahora mismo estoy inmerso en otra novela, pero esta vez basada en cientos de hechos reales que ocurrieron, una vez más, en la Guerra Civil en diferentes puntos de Andalucía. Y creo que después de esta, me plantaré para cambiar de temática, no por nada, sino porque creo que mi granito de arena de contar lo que ocurrió ya estará terminado.