­A simple vista pocos pueden entender que un pequeño lunar pueda acabar con nuestra vida pero debajo de la primera capa de nuestra piel están los denominados melanocitos, las células que una vez que se descontrolan comienzan a reproducirse con bastante agresividad y llegan a producir metástasis. Es lo que llamamos melanoma, el cáncer de piel más difícil de abordar pero que tiene una ventaja con respecto a los tumores de otros órganos: no exponernos al sol evitaría la aparición de casi todos los tumores de piel que presentamos.

«Los hospitales son los lugares en los que curamos pero sería importante que fueran un espacio en los que podamos prevenir la enfermedad». Así lo explica el director de la Unidad de Dermatología del Hospital Regional, Leandro Martínez, ya que la prevención reduciría gran parte de las consultas de su servicio. Un día a día en el que las lesiones precancerosas o el cáncer de piel copan gran parte de la actividad y muchas de ellas se podrían evitar con tan solo evitar de manera prolonga el sol o exponernos de manera concienciada.

Con un equipo compuesto por 11 dermatólogos, más cuatro residentes, cuatro auxiliares de enfermería, dos enfermeros, un coordinador de cuidados y administrativos, la Unidad de Dermatología del Hospital Regional está especializada en todos los procesos que afectan a la piel, el cabello y la uña. Además, cuenta con una larga tradición en el estudio de la micología y tiene su propio laboratorio. El doctor Leandro asegura que la plantilla está «bien dimensionada», algo difícil de escuchar en los últimos años ante los continuos recortes que sufre la sanidad, aunque si fuera posible aumentaría sus profesionales ya que hay una demanda real. Una unidad que realiza unas 33.200 consultas anuales e interviene quirúrgicamente a algo más de 2.000 personas por cáncer de piel, según las cifras del pasado año. Además, trabaja con otras especialidades para dar una respuesta multidisciplinar a aquellas dolencias que lo requieren. Es el caso del trabajo con reumatólogos ante posibles procesos inflamatorios que afectan a la piel; radiólogos y oncólogos que requieren de su visión para ver los efectos que producen ciertas radioterapias o el trabajo mano a mano con alergólogos cuando se enfrentan a procesos que tienen efectos en la piel.

«Normalmente el paciente viene a consulta cuando identifica que algún lunar cambia de forma, color; cuando identifica una lesión o cuando el médico de familia le ve algo que debe pasar por nosotros. Todavía no existe esa cultura de control periódico como sí está instaurada a nivel ginecológico o de colonoscopias», expresa el doctor Leandro Martínez.

Cáncer de piel, el protagonista

El cáncer de piel y las lesiones precancerosas que nos dan una oportunidad son lo que más pasa por consulta. Un cáncer que se clasifica en tres tipos: El carcinoma basocelular, el más extendido en la población que no suele producir metástasis y tiene un tratamiento más simple a los procesos que conocemos. «Es el cáncer menos cáncer entre comillas para que lo entienda la gente», apunta el doctor. No hay que confiarse, si se deja, con el tiempo puede presentar complicaciones.

El segundo tipo es el carcinoma espinocelular. No está tan extendido pero requiere de intervención y control médico para que no vaya a más. Le sigue el melanoma. «Es el más agresivo de todos y en gente joven de los más agresivos que se dan», resalta. La tasa en España es de entre 9 y 10 casos por cada 100.000 habitantes y en Málaga esa cifra se duplica hasta los 20 casos en la actualidad. Las largas horas de sol que acumula la población está detrás de este aumento de tasa a lo que se suma la población extranjera que tiene una segunda residencia en la Costa del Sol y que no tiene el fototipo que este tipo de clima demanda y que se manifiesta con este tipo de problemas en la piel.

Aunque los avances terapéuticos apuntan a nuevas terapias para este mal, la cirugía sigue siendo la «piedra angular». Extirpaciones superficiales para aquellos tumores que están en un estadio inicial, hasta intervenciones controladas entre el dermatólogo y el patólogo para saber exactamente por dónde hay que extirpar. Una situación en la que el ojo humano no alcanza a ver por dónde hay que eliminar y se requiere de una visión microscópica para que los márgenes sean los adecuados. «El melanoma se extirpa sí o sí. Además, si ha profundizado necesitamos una biopsia del ganglio centinela y en caso de que esté afectado, habrá que quitar también ganglios», resalta el experto.

En este punto la inmunoterapia es la siguiente pata de este tratamiento en el hospital en la actualidad, una alternativa que permite prolongar la supervivencia del afectado o en algunos casos ralentiza la expansión y «cronifica» la enfermedad.

Los otros dos tipos de cáncer de piel -carcinoma basocelular y carcinoma espinocelular- también pasan y se pueden tratar con el bisturí aunque en estos casos hay otras alternativas. Una de ellas es la terapia fotodinámica, un fotosensibilizante con el que se aborda la lesión desde hace más de 15 años en el centro hospitalario.

La quimioterapia tópica también es otra opción. Un tratamiento local que se aplica con una crema y que se usa en ocasiones para los carcinomas basocelulares.

Los expertos también están inmersos en la búsqueda de otras alternativas. Nuevas terapias con las que abordar los tumores de la piel. El dermatólogo Leandro Martínez detalla que las vías de acción futura van encaminadas a la inmunoterapia, seguir ahondando en la activación de mecanismo defensivos del propio organismo para que destruya por sí mismo el tumor. La «vía del erizo» o vía de 'hedgehog' es una terapia dirigida en la que se sigue ahondando para afrontar los tumores no melanomas que no se puedan abordar quirúrgicamente; los carcinomas basocelulares más avanzados y complejos.

Mientras la medicina avanza en mejorar las terapias actuales, a las consultas de Dermatología llegan otros problemas que poco tienen que ver con los tumores. En las relacionadas con la alopecia está la alopecia cicatrizal (pérdida de pelo a parches) o la alopecia areata, una enfermedad autoinmunitaria que desencadena en la pérdida del cabello o pelo de cejas, pestañas, barba u otras zonas.

Los problemas que se generan en torno a las uñas también son motivo de consulta. Onicomicosis, onicopatías y otras dolencias llegan a los facultativos. Problemas que en ocasiones son señales de problemas en otros órganos o zonas que poco tienen que ver con las uñas. «Los pacientes vienen y consultan de todo», expresa el doctor. Las manchas solares, léntigos o melasmas son los clásicos después del verano. Cuestiones que se abordan con tratamiento determinado para mejorar su aspecto y que no son síntomas de una patología maligna aunque sí de una exposición agravada al sol. «Lo que sí que les preocupa es, una vez que ha aparecido esa mancha, saber si es malo como tal», expone Martínez.