La diabetes, una de las pandemias del siglo XXI como muchos expertos denominan, contabiliza en Andalucía más de 664.000 afectados y sumando. Con estas cifras, colectivos y entidades sanitarias exigen poner a disposición de los afectados el mayor número de recursos. La próxima batalla que están a punto de ganar es la inclusión del sistema flash de monitorización de la glucosa en la Seguridad Social para todos los afectados con diabetes mellitus tipo 1. Una herramienta que permite obtener una información más completa y continua del nivel de glucosa en sangre a lo largo del día y de la que se podrán beneficiar unos 30.000 afectados en la región a partir de 2020.

El Servicio Andaluz de Salud (SAS) trabaja en la inclusión de este sistema de monitorización entre la población diana y tiene fecha límite finales de 2020, momento en el que el Ministerio de Sanidad ha fijado el tope para que todos los diabéticos tipo I puedan adquirir este sistema a través de la sanidad pública. Por el momento, en Andalucía se dispensa a colectivos muy específicos como las diabéticas embarazadas, las personas que tienen asociada alguna enfermedad como discapacidad visual o limitaciones funcionales graves y aquellos que sufren hipoglucemia de repetición (al menos cuatro veces a la semana o cuando tengan un 10% de los valores de lectura del glucómetro por debajo de 70 mg/dl tras realizar un promedio de 6 controles de glucemia capilar al día). Un último subgrupo que se ha incorporado a esta lista en el último trimestre del año.

Los datos que maneja la Consejería de Salud son que se estima que 6.000 pacientes con hipoglucemia de repetición podrán beneficiarse del nuevo sistema y unas 800 gestantes con diabetes al año.

La presidenta de la asociación de diabéticos de Málaga (ADIMA), Sandra Martín, expuso que la inclusión de este sistema a toda la población diabética tipo I es una de las reclamaciones de los colectivos, tras lograr que hace algo más de un año y medio se facilitara la adquisición de este sistema para los menores. En lo que va de año hasta 2.922 menores de entre 4 y 18 años se han beneficiado de este tratamiento. «Se nos dijo que lo iban a dispensar para todos los adultos a principios de 2020 pero hasta ahora no sabemos nada», sentenció.

Entre las ventajas que supone la monitorización frente al tradicional pinchazo está que los afectados dejarán de sufrir ese deterioro que reflejan los dedos con el paso de los años, muchos de ellos con callos e incluso con pérdida de sensibilidad.

A ello se une su fácil uso y facilita al paciente información que le advierte de una próxima hipoglucemia o hiperglucemia con un tiempo de reacción que les permite actuar.

El caso más significativo sobre su efectividad y fácil uso ha sido la llegada de estos sensores a las aulas. «Los profesores se mostraban reticentes al principios pero han visto que es muy sencillo. Tienes un botón en el brazo, pasas el glucómetro y te hace la lectura», explicó Martín.

A la instauración del sistema flash de monitorización para todos los diabéticos tipo I por parte de ADIMA se unen dos reclamaciones más. El colectivo reclama que los diabéticos tipo II que van con insulina también puedan adquirir este sistema de medición. Filtran la dispensación de esta herramienta a dicho grupo ante las dificultades que existen hoy día para que puedan adquirir las tiras reactivas. «Solo a los diabéticos de tipo II con muchas hipoglucemias les dan las tiras, el resto no se pueden hacer mediciones», sentenció. Se pueden comprar cajas que contienen entre 50 y 100 tiras reactivas y que tienen un coste oscila los 50 euros. Fuentes próximos a la Consejería aseguraron que se estudia la fórmula para poder incluir este grupo entre los beneficiados del sistema flash de monitorización. Además, la asociación solicita, con motivo del Día Mundial de la Diabetes, que los centros de salud cuenten con una enfermera especializada, sobre todo, enfocada a los diabéticos tipo II.

Otra de las peticiones en la que insiste el colectivo es la inclusión de la figura de la enfermedad en los centros educativos, una petición a la que se une el Sindicato de Enfermería (Satse). La Plataforma Estatal de Enfermera Escolar recordó a través de un comunicado que en España hay unos 10.000 menores de 15 años que viven con diabetes tipo 1, la segunda enfermedad crónica que más sufre el colectivo. Por ello, reclamaron la inclusión del enfermero en los centros educativos, una figura consolidada en países como el Reino Unido, Francia y EEUU, entre otros. Favorecería en gran medida la conciliación de la vida laboral y familiar, evitando el absentismo en el trabajo de los padres y madres, y el absentismo escolar de los menores por determinados problemas de salud. Además de la tranquilidad para los padres y profesores, que asumen hoy día ciertas responsabilidades.