«Es una música alegre y encantadora que además gusta mucho a los niños, también me gustan los vestidos tradicionales», cuenta Annelie. A su lado está su marido, Martin, que señala que los verdiales están llenos de fuerza y provocan que la gente esté feliz. Además, los floreados sombreros de verdiales le recuerdan a las coronas de flores que en su país se ponen en la cabeza para celebrar el Solsticio de Verano.

Esta es la impresión que recibe este matrimonio de Helsingborg (Suecia), mientras escucha por vez primera a una panda de verdiales y saborea un plato de desconocidas migas. Sus dos niños pequeños no dejan de reír.

La 58ª edición de la Fiesta Mayor de los Verdiales atrae a turistas suecos y de otras nacionalidades, y a cientos de malagueños, que se han desplazado al recinto ferial del Puerto de la Torre para asisitir, además, a una esperada novedad: las pandas tocan bajo pequeñas carpas pero al pie de la calle, en corro, y tras la valoración del jurado es cuando suben al escenario, la gran carpa, y bregan con la megafonía.

Para el veterano José Gómez Santiago, que durante 21 años ha sido presidente de la Federación de Pandas de Verdiales, esta es una noticia muy positiva que persigue, además de cercanía con el público, «que las pandas estén todo el día tocando en su carpa».

El día de San Andrés

José Gómez, que ha sido bailaor del estilo Almogía, cuenta que nunca ha estado en una panda concreta, «pero desde que era pequeño estoy alrededor de la fiesta». De hecho, como recuerda, tradicionalmente sólo a partir del día de San Andrés, el 30 de noviembre, era cuando en los cortijos se reunían de los distintos partidos «para invitaban a posibles fiesteros» a formar las pandas. «A a partir de ahí ensayaban en las casas y cortijos, el 24 hacían el recorrido» y el 28, el Día de los Inocentes, la fiesta de los tontos, era su día grande. «Se celebraba en la Ermita de las Tres Cruces, en el caso de Almogía y el 25 en Jeba, mientras que en los Montes se hacía en Venta Larga y al final en la ermita de los Verdiales. Comares nunca ha tenido panda hasta los años 60, aunque sí han sido fiesteros».

Precisamente, del corazón de la fiesta, el partido de Verdiales, es Alfonso Rojo («tú pon 'coloraíllo», bromea). Mientras contempla la actuación de la primera panda del día, Los Moras, de estilo Almogía, comenta: «¡Cuánta gente!».

Como explica, en sus tiempos, «donde hubiera un violín, un pandero, una guitarra y unos platillos ya había fiesta y además, cualquier hora era buena». En esas fiestas Alfonso era platillero y recuerda el ingenio de un verdialero que por entonces pasaba bastante hambre, y que bromeó con sus penurias con esta letra:

«Señores yo soy maestrode la cuchara de pantengo el negocio paraopor falta de material».

Más de 25 años lleva la panda de Azahar de Algaidas, de estilo Almogía, participando en la fiesta, quizás por eso, el guitarrero Ramón Aguilera reconoce que no han necesitado de muchos ensayos.

Es Ramón quien aclara las principales diferencias entre los estilos de Montes y Almogía, los más parecidos, porque el de Comares se identifica muy bien por el uso distintivo del laúd.

«En el estilo de Almogía el toque de palillos se diferencia por el repiqueteo, mientras que en Montes es a golpe de dos; y también se diferencia por el toque de violín, que en Montes es un pelín desafinado», explica.

A su lado tiene a un joven guitarrero, Israel Cobos, de 15 años que cuenta que lleva un año y pico participando en la panda y que no dudó en escoger la guitarra porque fue el instrumento que le gustó.

La trayectoria de Laura Aguilera, de 36 años, que toca el violín, cuenta que comenzó con los verdiales, tocando de oído, y luego dio el salto para estudiar violín durante cinco años en el conservatorio. «El violín en los verdiales no se aprende en dos o tres meses como los platillos, si te gusta tienes que ensayar todos los días», subraya.

A su lado está Carmen Conejo, una de las dos únicas alcaldesas de panda que actúan en la fiesta mayor. «Llevo más de un año siendo alcaldesa y no hay ninguna diferencia con el hombre», sonríe. Una cantaora de ojos azules de la panda termina la charla con La Opinión con esta letra:

«Ojitos color de cieloazules como los míosno pierdas las esperanzasque yo no las he perdío».

En la gran carpa, por cierto, el presentador, Pepelu Ramos, pide un aplauso para recordar al desaparecido Eugenio Chicano, un pintor que siempre llevó la fiesta de verdiales en el corazón.

Resultados del concurso

En estilo Almogía, con 8 pandas participantes, la triunfadora absoluta ha sido la panda de Coto Tres Hermanas, que ganó en todas las categorías (Bandera, Parejas, Trenzaíllo y Fiesta general). Además, la mejor cantaora fue Ana María Carrasco.

En estilo Comares, con 6 pandas, venció la panda de Arroyo Conca. El segundo premio fue compartido por la 1ª de Comares y Raíces de Málaga. El Baile de pareja y Trenzaíllo fue para Raíces de Málaga y el mejor cantaor, Hugo Fernández de la panda de El Borge.

Por último, en estilo Montes, con 14 pandas, ganó Jotrón y Lomillas. Segunda fue 1ª del Puerto De la Torre y tercera, Santo Pitar. En Banderas, fue compartido por Jotrón y Primera del Puerto y en Pareja, triple empate entre las tres primeras y Trenzaíllo para Santo Pitar. Mejor cantaor fue Rafael Gamez de la panda Primera de Benagalbón.