Un hombre de 41 años que estaba siendo buscado en Valencia por presuntamente haber secuestrado hace dos meses a su hijo de 5 años en Sagunto ha sido detenido en Málaga, tal y como adelantó ayer el diario Levante. El hombre fue arrestado tras ser localizado junto al menor por la Policía Local en un cortijo localizado en la calle Ruiz y Máiquez, en la zona de Campanillas. La llamada de un ciudadano que presenció una escena sospechosa puso fin a la aventura de casi dos meses de Antonio M.H., que ya fue condenado a cinco años de prisión en 2009 por rociar con gasolina y prender fuego a otra expareja.

Sobre las 22.30 horas del pasado miércoles, un hombre llamó a la sala del 092 para informar de que al pasar a la altura de un cortijo vio a un niño pequeño corriendo que fue alcanzado por un hombre que lo introdujo de una forma brusca en las instalaciones. Ante la gravedad de la llamada, la Policía Local desplazó hasta tres dotaciones, cuyos agentes se entrevistaron con el guarda de las instalaciones. Tras dejarles pasar, los agentes inspeccionaron la zona y localizaron a padre e hijo escondidos tras una estructura. Aunque el hombre no se mostró muy colaborador, terminó reconociendo a los agentes que se encontraba en busca y captura y policías lo detuvieron tras comprobar que era verdad. Mientras que el fugitivo fue llevado a dependencias policiales, el menor, que se encontraba en buen estado de salud, fue trasladado a un centro de menores, aunque ya se encuentra con su madre. «Hoy por fin vamos a poder dormir tranquilas y felices», aseguran desde el entorno de esta víctima de la violencia machista, que prefiere mantener su anonimato por cuestiones de seguridad.

El Juzgado de Violencia contra la Mujer número 4 de Valencia, que investiga los malos tratos psíquicos, acordó unas medidas civiles provisionales de carácter urgente «ante las circunstancias especiales del caso», indicaron fuentes jurídicas. Según consta en la ampliación de la denuncia, el menor se encontraba en una situación de «riesgo junto a un padre prófugo de la Justicia, delincuente peligroso y con un cuadro psiquiátrico que lo hace más imprevisible en el control de sus impulsos y de su ira en situaciones de estrés».

Por su parte, fuentes del entorno de la familia del padre del niño sostienen que éste no es ni mucho menos un delincuente peligroso y que jamás habría hecho algo que pudiera poner en peligro a su hijo. De igual modo, la propia víctima también quiso aclarar que nunca le ha puesto la mano encima al pequeño y que «antes se haría daño él mismo» que hacerle algo al niño para castigarla a ella.

No obstante, en la denuncia se recogía esa posibilidad al considerar al menor, de solo cinco años, una «víctima vicaria de la violencia machista contra su madre». La mujer abandonó el domicilio familiar, situado en Massamagrell, hace seis meses llevándose consigo a sus dos hijos mayores, de 14 y 17, fruto de una relación anterior. Según justificaron las fuentes consultadas por Levante optó por no llevarse al hijo en común con el acusado ante el temor a su reacción. De hecho, denunció que recibió amenazas de muerte: «Vas a hacer que cometa un asesinato en primer grado».

En un primer momento la mujer acató «sus leyes gitanas», según consta en la denuncia, «donde la mujer que abandona al marido debe asumir que deja también a los hijos que tenga en común con él, aunque le hubiera dado mala vida el marido». Así, hasta que interpuso la denuncia le concedían los llamados «derechos de madre, como ver al niño cuando y con las condiciones que marque el marido».

Según las fuentes, la presión de los agentes de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de Sagunt y Valencia ejercieron al entorno familiar del fugitivo, así como los indicios recabados en el centro de salud al que acudía a por sus medicamentos permitieron ubicar en Málaga al fugitivo.