Quienes disfrutan de la alcaldía desde la vocación, sienten sus satisfacciones. Sin ir más lejos, el regidor socialista de Benalmádena, Víctor Navas, encontró en la gestión municipal un bálsamo durante las dos semanas en las que sufrió el coronavirus. Debe ser la medicina de ser alcalde. También hay alcaldes farmacéuticos como José Molina (PP), quien vela con un doble sentido por la salud de los vecinos de Cuevas de San Marcos. Además, los niños y los mayores acaparan muchas preocupaciones del alcalde de Casares, José Carrasco (IU).

Víctor Navas (Benalmádena)

«En estas tres últimas semanas, no hemos parado de trabajar. Durante las dos primeras semanas, lo pasé bastante mal. Tuve que conciliar parte del trabajo con pasar el coronavirus. Me hubiera gustado estar a pie de calle coordinando los servicios públicos pero tuve que estar confinado. Afortunadamente, tengo compañeros que sí han estado a pie de calle. Creo que el equipo de gobierno ha dado una respuesta satisfactoria al funcionamiento de los servicios públicos. Ahora, en casa, mi rutina es igual de frenética que en el Ayuntamiento. Mi jornada empieza a las ocho de la mañana y, tras parar para comer un par de horas, luego continúa hasta las ocho o nueve de la noche. Atiendo muchas llamadas y mensajes, coordino todos los servicios públicos municipales y mantengo muchas videoconferencias con las fuerzas de seguridad, trabajadores municipales y otros cargos políticos. Hemos cambiado la filosofía de trabajo. Tuvimos que organizar el teletrabajo porque tenemos una plantilla de 700 trabajadores y empresas municipales; organizamos la desinfección de los lugares más concurridos; la policía montó un dispositivo para concienciar de que no se puede salir a la calle; y hemos tejido una red con las ONG que da cobertura a mil familias. Trabajamos en un plan de contingencia para el día después para que entre todos, arrimando el hombro, salgamos adelante y conectemos ese motor de nuestros ingresos que pasa por el turismo y los servicios».

José Molina (Cuevas de San Marcos)

«La verdad es que la situación tan especial que estamos viviendo de confinamiento no la vivo como confinado en casa. Por las mañanas, estoy dedicado como alcalde al cien por cien a las necesidades que demanda nuestro municipio en trabajos de desinfección y ayudas sociales. Aunque trabajamos desde el Consistorio a puerta cerrada, nuestros vecinos deben saber que cualquier papel que necesiten o para cualquier ayuda nos tienen ahí para solucionárselo. Y por las tardes, sigo atendiendo como farmacéutico el resto de necesidades que demandan los pacientes en temas de salud. Esto es lo que más me está costando porque veo que aún salen muchas personas mayores sin guantes y creo que aún no son conscientes del riesgo que corren. Y eso que desde la corporación municipal se le ha puesto una persona para que no tengan que salir y traerles las compras que necesiten. Pero también entiendo que la situación actual debe ser muy difícil de asimilar para ellos. Por otro lado, sólo los sábados por la tarde y los domingos estoy confinado en familia en casa, como la mayoría de mis vecinos. Lo que sí es verdad es que todo esto me está sirviendo para darle más importancia a muchas cosas, y para valorar más lo que tenemos aunque sea insignificante en el día a día. Se echa de menos hacer deporte, salir con mi familia a dar un paseo, ir a ver a mis padres y hermanos que viven en Antequera y, sobre todo, un ratito con los amigos para desconectar de todo».

José Carrasco (Casares)

«Hace ya casi un mes que los casareños estamos confinados en nuestras casas. Tengo que agradecerle a mi pueblo su comportamiento disciplinado y solidario. El confinamiento lo seguimos todos, tanto el cuerpo político como la población. Yo solo he salido tres veces para hacer gestiones en el Ayuntamiento. Este domingo, por ejemplo, salí a recibir a la Legión de Ronda. Casares cuenta con tres núcleos poblaciones -Casares pueblo, Casares costa y Secadero- y esto explica que hace tiempo que estemos a la vanguardia en nuevas tecnologías para que los tres puntos estén intercomunicados. Me ha quedado poco tiempo libre, han sido jornadas intensas en las que hemos tomado muchas medidas para que, por ejemplo, se le preste teleasistencia a nuestros mayores. Además, mantenemos el comedor para mayores dependientes y hemos reforzado el banco de alimentos. También nos preocupan los niños: les fotocopiamos las tareas escolares, hemos adquirido tablets para familias desfavorecidas, les hacemos celebraciones online de cumpleaños y les hemos prometido una gran fiesta. Además, estoy en permanente contacto con la oposición. Debemos estar unidos. Igualmente, mantengo conversaciones con los médicos y también hablé con el sacerdote. Hacer las reuniones por una pantalla es más frío. A la hora de la cena, intento evadirme con algún programa de televisión que entretenga para desconectarme de esta pesadilla que nos envuelve a todos».