María Teresa Sánchez Compaña ha apostado toda su carrera como docente a la carta de la innovación, por lo que esta situación no le ha venido grande. Nominada al premio Mejor Docente de España por Educa Abanca, explica en conversación telefónica cómo ha aprovechado la situación de confinamiento para aplicar a su metodología una educación online completa y asincrónica, que ha facilitado que todos sus alumnos de Ciencias de la Educación puedan seguir sus sesiones sin ningún tipo de problema.

El confinamiento ha obligado a impartir las clases a distancia. ¿Es la primera experiencia de clases online con sus alumnos?

No presenciales completamente podríamos decir que sí. Es cierto que yo, en las primeras sesiones presenciales, ya introduje la enseñanza online mediante la metodología del ‘flipped classroom’, que en castellano significa ‘aula invertida’. Con esta metodología, que requiere tiempo de formación, se trasladan a casa las clases magistrales de contenidos más formales y teóricos a través de vídeos elaborados por mí misma en el aula de docencia avanzada: un espacio reservado para el profesorado para este tipo de actividades. Llevo cinco años llevando esta metodología a mis aulas como opción de trabajo y siempre es elegida por mis alumnos.

¿Considera que la UMA estaba preparada para forma y evaluar de esta forma?

La Universidad de Málaga en concreto no. Si hay otras que son semipresenciales o de clases completamente online y tienen problemas con plataformas y dispositivos, imagina la nuestra, que es completamente presencial. Nos ha venido muy grande, pero hemos hecho un esfuerzo sobrehumano y hemos ‘salvado los muebles’. En nuestra universidad han intentado facilitarnos el trabajo dando cursos de formación exprés, pero hay profesores que aún no confían en la enseñanza virtual. La gestión está siendo difícil. Hay que arreglar las guías docentes y debatirlas con el profesorado y con el alumnado. También el campus virtual se cae, aunque sea muy potente y a mí nunca me haya dado problemas, el campus no está preparado para un enseñanza online total.

¿Qué es lo más complicado para usted a la hora de dar las clases a distancia?

Tener preparados los materiales audiovisuales me ha facilitado mucho el trabajo, aunque haya tenido que grabar muchos vídeos nuevos, de menos calidad, para convalidar las sesiones presenciales de debates y asambleas. Si no nos ha ido mal es precisamente por emplear esta metodología y llevar clases completamente asincrónicas.

¿Cómo están respondiendo los alumnos?

Otra de las cosas buenas está siendo, en mi experiencia, la respuesta del alumnado. Con el confinamiento, la metodología ‘flipped classroom’ permite que el alumnado a tiempo parcial me siga a tiempo total. Tengo madres de familia con niños pequeños a las que asistir al horario estricto de clase les resulta imposible, gente que solo tiene un equipo informático en casa y convive con otros que lo necesitan y también alumnos de Erasmus. Al final, un colectivo de alumnado heterogéneo, que gracias a esta metodología está trabajando casi en su totalidad a la hora que quiera.

¿Qué plataformas o herramientas destacaría como más útiles según su experiencia?

Es verdad que Zoom, por lo que dicen mis compañeros, está dando buenos resultados. Yo utilizo el campus virtual, un canal privado de Youtube y Skype, que llevo diez años usándolo y jamás me ha dado problemas, aunque solo lo haga en grupos reducidos de, como máximo, once personas. Hablábamos el otro día en la reunión de departamento de que el campus virtual de la universidad debería de habilitar, dentro del mismo, plataformas seguras y académicas que nos permitan una enseñanza virtual plena. Sé que están en ello porque han habilitado algunas pocas... Pero están dando problemas.

¿Cómo va a ser la evaluación de sus alumnos?

La evaluación no va a ser fácil. Es lo que más nos preocupa tanto a alumnado como al profesorado. Los cursos nos forman para la evaluación online. En mis clases la evaluación es alternativa, pero claro, presencial. En la distancia, la estoy adaptando. Vamos a empezar con los procesos de evaluación la próxima semana y lo haremos por Skype. Tengo la sensación de que va a salir bastante bien, es una nueva innovación para mí y mi asignatura.

¿Qué piensa de la polémica que ha surgido a partir de que haya alumnos que se acojan a la protección del alumnado para no encender su cámara en las clases?

Es complicado. El otro día nos llegó un correo con la normativa y la ley de protección del alumnado, pero yo quiero darle la vuelta. Lo respeto, entiendo y comparto, el alumnado para mí es sagrado, lo más importante pero... ¿Y nosotros? Cuando yo veo mis vídeos lo que aparece en ellos es el salón de mi casa, mis niñas aparecen en las reuniones que tengo porque no tengo despacho, mi despacho son sus habitaciones. Es un hueso duro de roer, aunque yo hasta ahora no he tenido ningún problema de este tipo. Es cuestión de negociarlo con la clase.

En Ciencias de la Educación es especialmente interesante esta experiencia, puesto que sus alumnos tienen la oportunidad de aprender como va a ser la educación del futuro, donde tendrá mucho más peso la docencia online.

Totalmente. Yo llevo defendiendo esto muchísimo tiempo, de hecho a mí en la facultad mucha gente me conoce como la de la ‘flipped’. Llevo mucho tiempo defendiendo las sesiones presenciales pero utilizando todo tipo de tecnología. No entiendo que en un colegio, en Secundaria, que el teléfono forma parte de la vida del adolescente, se le prohíba el uso. Es verdad que no es fácil, pero yo sé que hay centros que tienen una normativa muy severa del buen uso de las nuevas tecnologías y les va espectacularmente bien. Estamos en el siglo XXI y hay que atender a la ciudadanía del siglo XXI y salir así de la zona de confort.

Llevo tantos años luchando por la investigación y la innovación educativa, que me alegro de que de una vez por todas la sociedad sepa que la enseñanza virtual no solo no es un problema, sino que es un beneficio. Se están elaborando marcos teóricos nuevos en los que se habla ya, no de una enseñanza online, sino de una enseñanza, inline, con todas sus ventajas. El momento actual nos está demostrando que esta metodología tiene mucho potencial. Estoy feliz porque la sociedad educativa es consciente de que necesitamos estar preparados y necesitamos herramientas que funcionen. Hay que ponerse las pilas, tanto a nivel universidad como a nivel global en la docencia y apostar por plataformas potentes para la enseñanza online. Todo lo que está ocurriendo es un aprendizaje absoluto.