Adentrada la provincia malagueña en la fase más avanzada de la desescalada, las discotecas y bares de ocio nocturno pueden reabrir a su público, eso sí, con unas restricciones que comprometen la rentabilidad de estos negocios tras tres meses de «incontables pérdidas», según lamenta el vicepresidente de la Federación Andaluza de Empresarios de Salas de Fiestas y Discotecas, Juan Rambla, propietario de varios locales en Málaga como Sala Gold, Wengé u Opium.

Esas limitaciones atañen principalmente al aforo de estos establecimientos, que deberán reducirse a un tercio de su capacidad, y a la pista de baile, que quedará despojada de su «uso habitual», según indica el Boletín Oficial del Estado (BOE), y se destinará exclusivamente a la colocación de mesas para los clientes.

«Con un 33% de aforo no se cubren los gastos del negocio ni de lejos. Cada sala abrirá en función de las necesidades que tenga, pero lo que sí está claro es que ahora mismo no es rentable porque, en el momento que abras, además del personal que tienes que reincorporar al negocio, tienes que empezar a pagar seguros sociales de la gente que mantienes en ERTE... los gastos se disparan», explica Juan Rambla, miembro, además, del comité ejecutivo de la federación nacional España de Noche, que asegura que no todos los negocios podrán abrir con este requisito, especialmente en locales pequeños con un aforo ya de por sí limitado.

Sobre la adaptación de las pistas de baile, Juan Rambla agrega un «matiz importante» a esta nueva norma: «En ningún sitio del decreto dice que no se pueda bailar, lo que prohíben son las pistas de baile». En ese sentido, el empresario malagueño explica que los clientes podrán hacerlo alrededor de su mesa, manteniendo las distancias con el resto de personas.

Las salas de fiesta esperan que este nuevo concepto de pista de baile será «provisional» y extensible solo a la fase 3. Posteriormente confían en que haya un aumento de aforo y se flexibilicen las restricciones. «Durante este tiempo sí que tendremos que cambiar el concepto del negocio hacia el tema de las mesas porque es la manera de tenerlo controlado», añade Juan Rambla. «Desde la federación nacional estamos intentando que nos traten igual que a la hostelería. Si yo lleno de mesas mi discoteca y la gente guarda dos metros de distancia... ¿cuál es la diferencia entre nosotros y un restaurante?».

Aperturas inminentes

Con el 90% de probabilidad, Sala Gold encenderá los focos este mismo fin de semana. Así lo afirma a este periódico su propietario Juan Rambla, tan solo a falta de una reunión con el resto de socios.

La apertura en fase 3 permite un aforo inferior a las 200 personas en esta sala, ubicada en la capital malagueña, que se controlará mediante la disponibilidad de las mesas.

«En el momento en el que estén agotadas, ya no cabe más gente», ataja Rambla. Por tanto, quien reserve con antelación una mesa tendrá asegurada su entrada, en caso contrario, dependerá de la disponibilidad en el momento en el que acuda.

Todo el personal estará protegido con su mascarilla y habrá geles hidroalcohólicos disponibles en los accesos y los baños, estos últimos controlados también por un empleado. Los propios controladores de accesos se cerciorarán, además, de que se cumplen las medidas dentro del local. «Nosotros en las discotecas estamos acostumbrados a tener el aforo controlado con los porteros, tener a la gente en orden... es mucho más fácil que cuando alguien incumpla las medidas de seguridad, el portero llegue y le diga 'oiga, así no se puede'».

Se colocarán señales a la entrada de la Sala Gold para que se guarden las distancias durante la espera en la cola así como en los alrededores de la barra, en el interior. «Las barras van a tener muy poco protagonismo. Hay que mantener los dos metros de distancia entre personas, con lo cual también marcaremos unas señales para que si algún grupo se pone en barra esté a su distancia del siguiente».

Sobre los espectáculos programados durante la noche en Sala Gold, Juan Rambla es claro: «Vamos a respetar nuestra filosofía».