Ni la construcción se libra de la crisis del coronavirus. Ha sido uno de los sectores que prácticamente no ha visto detenido su día a día a pesar de que en abril la pandemia dejaba sin actividad a casi la totalidad de las empresas. Sin embargo, pese a que la Costa del Sol aún puede ser considerado como auténtico oasis para la inversión, un tercio de los proyectos de nuevos hoteles y viviendas han sido aplazados a 2021.

Según fuentes de diferentes órganos colegiados consultados por este periódico, la caída de la construcción en la provincia para nueva vivienda fue de un 15 a un 20% en los primeros meses de esta pasada primavera. Pero en las zonas más vulnerables, dígase comarcas del interior, se espera que en pocos meses esa cifra aumente hasta un 40%. En este último baremo se mueve también la puesta en marcha de nuevos complejos hoteleros, porque casi la mitad de los inversores han puesto sus miras en el año próximo para poner la primera piedra de proyectos que ya estaban incluso visados.

La media de todos estos registros arroja, según estas fuentes, el reseñado 30% de ralentización en la provincia. No obstante, interlocutores tan significativos como el decano provincial del Colegio de Arquitectos de Málaga, Francisco Sarabia, anuncia para este mismo mes la publicación de un análisis detallado de cómo la actual crisis sanitaria ha contribuido de «manera ligera» a consolidar definitivamente la tendencia que ya empezó a observarse en el último trimestre de 2019.

La provincia en este sentido sufrió un descenso acusado entre el tercer y cuarto trimestre del pasado año. Bajó de 1.908 viviendas de obra nueva a 1.293, aunque el sector de la construcción lo achacó en parte al proceso electora y a la formación de un nuevo Gobierno en Madrid. «No obstante, este sector tiene la singularidad de que trabajamos un producto muy lento de elaborar, no se puede empezar y terminar en poco tiempo, de ahí que las repercusiones se verán a medio o largo plazo», relata.

Al respecto, el presidente de Villa Padierna y a su vez de la Federación Andaluza de Urbanizadores y Turismo Residencial, Ricardo Arranz, solicita en plena pandemia a las administraciones que actúen «igual que muchos otros países, por supuesto Estados Unidos», y respondan positiva o negativamente a una petición de licencia en el plazo de un mes. «No que aquí tardamos dos o tres años y puede que los fondos de inversión no puedan esperar», afirma.

No obstante, este veterano empresario confirma que en la Costa del Sol, a diferencia de otros territorios, «no hay sensación de huida, por lo que podemos ser optimistas en términos del mantenimiento de los puestos de trabajo en la construcción. Al mal tiempo podemos decir mantenemos una buena cara», abunda.

Uno de los factores que para el propio Arranz puede ser clave es la proliferación de ayudas comunitarias, que agilicen la adquisición de liquidez y permitan incluso no tener que aplazar las obras que en estos meses no han podido ponerse en marcha: «Vienen unos momentos de muchas oportunidades, por lo que debemos ser positivos respecto a la provincia».

Posturas contrapuestas

Uno de los factores que ha propiciado que hasta un tercio de esas inversiones programadas para el presente año, bien en vivienda de nueva construcción o para crear y ampliar hoteles, se aplacen al mes de enero de 2012 parte del carácter de los promotores. Así, el decano de los arquitectos malagueños, reelegido hace ahora un año en el cargo, considera que hasta finales de 2020 o principios de 2021 no se podrá trasladar a la sociedad una radiografía más exacta sobre cómo la enfermedad del Covid-19 ha afectado a su sector.

«Estamos por ahora teniendo noticias de dos actitudes de los promotores, porque hay algunos más conservadores que se quedan a la espera de cómo se van a desarrollar los acontecimientos; y al mismo tiempo tenemos los que han apostado por continuar e intentar sortear la pandemia, adoptarla como un paréntesis breve», señala Francisco Sarabia.

Acerca de estos perfiles, Arranz acaba de aterrizar de Italia en la Costa del Sol, después de un nuevo viaje de trabajo, y considera que la situación actual en la que se viaja no invita a ser todo lo optimista posible. «Ya esa sensación que se tiene al entrar en el avión con mascarilla te hace tener dudas, a que tu cabeza le dé vueltas a todo», indica. Pero, después de encuentros al máximo nivel fuera de España, «la sensación que se tiene es que los fondos y la banca no están en contra de todos los proyectos que hay en marcha para la Costa del Sol y otros territorios de oportunidades», concluye.

Es decir, justo como cuando se empezó a hablar de una posible recesión o ralentización de mercados inmobiliarios en España, a la provincia malagueña y la comunidad madrileña le aguardan mejores escenarios que al resto del país. Lo ratifica Francisco Sarabia, al pronunciar su confianza en «que Málaga mantenga su liderazgo, como en los últimos diez o quince años, como destino turístico y de inversión, que en este periodo se ha fortalecido».

El decano de los arquitectos se refiere asimismo a esa seguridad jurídica que el destino tiene frente a otros lugares del Mediterráneo, enclavados por ejemplo en el Norte de África, y que pueden ejercer de competencia en cuanto a posibles inversores. «Quiero también recordar que nuestro sector, el de la construcción, admite por lo general mucha mano de obra, a diferencia de otros que se basan en las grandes construcciones o cadenas de montaje, con una gran cantidad de maquinaria y escaso personal. La construcción se basa en la Costa del Sol en unas grandes cantidades de mano de obra y tal factor también es muy positivo a la hora de que se recuperen puestos de trabajo», relata en relación a ese llamamiento a que distintas administraciones consideren este sector como posible locomotora económica.

Asiente en tal sentido respecto a que la hostelería, el turismo, diversos sectores que también tienen un peso muy importante en el PIB de la provincia, reanudarán la marcha progresivamente. «No es nuestro caso, no hemos llegado a estar parados del todo, así que no hay que arrancarlo, como ha ocurrido con el turismo, que tuvo lamentablemente que detenerse al completo», aclara.

Los números están ahí. El sector generó en la provincia alrededor de 6.500 nuevos contratos durante el mes de mayo, aún en plena lucha contra el coronavirus. Y ya se lograron visar este pasado año licencias para 7.102 nuevas viviendas, por encima de las 6.577 que se alcanzaron en 2008. Es pronto para saber cómo se cerrará el año, pero todo apunta a que esta crisis sanitaria dista de la recesión económica que, hace más de una década, puso sus ojos en el ladrillo.