El 21 de julio de 2017 el alcalde, Francisco de la Torre, y Elías Bendodo, entonces presidente de la Diputación, inauguraban de forma provisional los 290.000 metros cuadrados del Parque forestal metropolitano Comandante Benítez, de propiedad municipal desde 2013. Tres años más tarde, La Opinión recorre los terrenos de este antiguo campamento militar en la compañía de Francisco Moreno, vecino de San Julián y asiduo usuario del parque.

«Aquí viene mucha gente, ahora sobre todo por las tardes a pasear, a ir con los perros y a correr, pero si tienen alguna necesidad se tienen que ir a las mimosas porque no hay ningún servicio», lamenta.

Francisco recorre el circuito que rodea el antiguo campamento, una pista con un tramo de agujas de pinos en el suelo y algunos en los que las plantas estrechan el paso. «Si esto lo desbrozaran una vez al mes, dejarían las cosas en condiciones», señala.

Tras pasar junto a unas bolsas de escombros tras unas plantas, el circuito enfila hacia la portada del Campamento Benítez, de estilo historicista, levantada en 1927 y que tres años más tarde fue adaptada como vivienda del comandante mayor.

Pese a contar con la máxima protección arquitectónica en el PGOU, la portada está tomada por los grafitis, cuenta con algún agujero en el muro, daños en las almenas y la recubre hiedra reseca. «La gente se sube y tira cosas, en las garitas se ven escombros», critica Francisco Moreno, que no entiende cómo el parque lleva abierto tres años con la portada principal en semejante estado de abandono. «Lo que tienen que hacer es proteger esa ruina; si le echas cien mil euros, la restauras y le das un poco de empaque a la zona», argumenta.

Tras pasar por la portada se aprecia el avance de los matorrales, de gran altura este verano. «Esto no tiene mantenimiento ninguno», indica este vecino de San Julián.

Además del mantenimiento, subraya que para los usuarios del parque es primordial tener algún punto de agua para contar con fuentes, además de con servicios públicos que impidan que la gente, en caso de urgencia, utilice cualquier rincón. Francisco propone la instalación de un kiosco que se responsabilice de tener a punto los servicios.

Al pasar por el lago artificial vacío critica que haya costado «casi un millón de euros, y no lo pueden hacer porque Aviación Civil se lo denegó ya que podían venir aves y molestar a los aviones... ahora lo tienen que enterrar».

Sí le parece positiva la instalación de farolas en el camino que rodea el parque y también hay papeleras y mesas de picnic, pero echa en falta, aparte de lo mencionado, equipamientos como parques infantiles y gimnasio para mayores. «Son cosas que pueden hacer ya», subraya.

Respuesta del Ayuntamiento

El concejal de Urbanismo, Raúl López, explicó el viernes que el Ayuntamiento ha estrechado la colaboración con la Junta de Andalucía, con el objeto de «poder licitar el nuevo parque» a lo largo de esta legislatura, con un presupuesto de 5 millones de euros.

Como detalló, en la anterior etapa socialista de la Junta, el plan especial obligaba a realizar, de manera conjunta, el encauzamiento y desviación del arroyo del Cañuelo, que pasa cerca del antiguo Campamento Benítez, y que costaría 6 millones de euros, aparte de la obra del parque en sí.

«Nosotros planteamos que nos parecía más lógico hacer primero el parque y luego la actuación en el arroyo, para que la gente lo pueda disfrutar», señaló el concejal, que precisó que la Junta ha dado el visto bueno porque la construcción del parque incluirá «medidas drenantes dentro del propio diseño», para el caso de que el arroyo invadiera la zona verde. «Faltan unos condicionantes que son en realidad mejoras del proyecto que nos propone la Junta pero el asunto está muy desbloqueado», añadió Raúl López.

Por su parte la concejala de Medio Ambiente, Gemma del Corral, informó de que pedirá el refuerzo del desbroce, así como fuentes a Emasa. La edil detalló que en el parque se han realizado tratamientos preventivos contra la procesionaria y el picudo, podas de realce en las copas y limpiezas periódicas que lo mantienen en buen estado. También han aumentado el número de mesas y papeleras, «que habían sufrido actos vandálicos»; se han reparado el cerramiento de la balsa y el del propio parque y se ha hecho el desbroce, así como tratamientos silvícolas, «manteniendo las especies autóctonas y eliminando las invasoras».