La crisis del coronavirus ha provocado en este 2020 un severo desplome de la contratación en Málaga, cortando de raíz la buena evolución que el mercado de trabajo venía mostrando en los últimos años. Desde que estalló la pandemia, de marzo a junio, el número de contratos firmados en la provincia ha caído un 52% en relación al mismo periodo del pasado ejercicio. Si entonces se firmaron más de 286.000, la cifra ha caído ahora a los 135.515, con un descenso de más 150.000 contratos.

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El sector servicios, que concentra casi tres de cada cuatro altas que se producen en la provincia y que aglutina a segmentos como la hostelería y el comercio, es el más damnificado, con un descenso del 63%. En este ámbito, la suscripción de contratos ha bajado de los 220.500 registrados entre marzo y junio de 2019 a los 81.217 de estos meses en el presente ejercicio.

La crisis del coronavirus deja así un retroceso acumulado del 37% en la contratación durante este primer semestre del año (de 412.587 en 2019 a 259.176 en este 2010), ya que enero y febrero fueron meses tovavía pre-Covid, con comportamientos dentro de lo normal. La actual situación no presenta sigos demasiado optimistas, por lo que en la segunda parte del año este decenso podría mantenerse o incluso empeorar.

El responsable de Turismo de CCOO, Gonzalo Fuentes, reconoce a este periódico que el panorama es «desolador» y afirma que el anuncio de la cuarentena anunciada por el Reino Unido a todas las personas que vengan de España supone la «puntilla» para el verano, frustrando las expectativas de cierta recuperación de visiantes que se manejaban para agosto y septiembre. «El turismo es el segmento tractor que tira en esta época de muchos otros, por ejemplo, del comercio. Pasa en toda España y en Málaga todavía más. La decisión del Reino Unido ha sido un jarro de agua fría, con el riesgo de que otros países imiten su decisión. De lo que se trata ahora ya no de crear empleo durante el verano sino de salvar el que tenemos», apunta.

El responsable de CCOO afirma que hay muchos hoteles y negocios de hostelería que todavía no han reabierto y algunos, tras estas noticias, es posible que tampoco lo hagan en agosto. Eso por no mencionar que podría darse el caso de establecimientos abiertos que se vieran obligados a cerrar.

El efecto del coronavirus en el mercado de trabajo es devastador. Fuentes señala además que muchos negocios continúan con expedientes de regulación de empleo (ERTE) y sólo han reincorporado a una parte de su plantilla, en teoría suficiente para trabajar en estas circunstancias de baja demanda.

CCOO se queja, no obstante, de que hay empresas que han recuperado a un mínimo de trabajadores en jornada reducida y que, en realidad, los exprimen con horarios maratonianos. «En bares, restaurantes o salas de fiesta no se está controlando el fichaje de entrada y salida», lamenta.

El verano viene también caracterizado por la falta de contrataciones eventuales con las que empresas refuerzan plantillas. El motivo es doble y coincidente: por un lado porque el tirón de la clientela es mucho menor y, por otro, porque las empresas en ERTE, antes que contratar personal, tendría antes que reincorporar a todos sus trabajadores, algo que muchos no han hecho porque no hay aún actividad para ello. De cara a este segundo semestre del año el panorama es incierto.

«Hablar de lo que va a ocurrir de aquí a final de año, en estas circunstancias, es como si intentáramos averiguar lo que va a pasar en cinco años. Lo que sí está claro es que los ERTE tendrán que por prolongarse mínimo hasta diciembre», opina Fuentes.

Un mercado de por sí precario

La pandemia ha impactado de lleno en un mercado laboral que, si bien ha dado signos de gran reactivación en años anteriores (en 2019 se alcanzó un récord de más de 829.000 contratos en el conjunto del año), todavía adolece de estar muy dominado por la temporalidad y por los trabajos a tiempo parcial. Los sindicatos critican que, en realidad, muchos trabajadores se ven obligados a encadenar un contrato tras otro rotando para cubrir lo que, en realidad, son los mismos puestos de trabajo.

El último Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE), publicado hace unos días y con datos de 2019, constata que las ocupaciones de camarero, peón agrícola, personal de limpieza, dependiente en tiendas, albañil, ayudante de cocina, cocinero, peón de industria manufacturera, monitores de actividades recreativas y peones de invernadero conformaron en el pasado año el grupo de diez profesiones más contratadas, concentrando entre todas ellas casi la mitad de los 829.197 contratos que se firmaron en la provincia (en concreto, 412.616, el 49,7%).

La actividad apareció así, un año más, muy sujeta a este tipo de ocupaciones, condicionadas a la estacionalidad turística o a los contratos por obra y servicio, y donde la firma de contratos fijos siguió siendo bastante reducida. Los contratos indefinidos representaron el pasado año sólo un 7,16% (59.353 ), en la baja línea de años anteriores y aún lejos del 10% 0 12% de 2006 y 2007, antes de la crisis. La firma de contratos temporales, en sus diferentes modalidades, acaparó el otro 92,84% (casi 770.000) de las contrataciones que generó Málaga en 2019.

Dentro de esta dinámica de predominio de la temporalidad, el panorama de la provincia siguió también arrojando en 2019 unos niveles muy altos de rotación en el empleo, con trabajadores que llegan a firmar entre cinco y quince contratos al año (e incluso más). De hecho, el SEPE certifica que los 829.197 contratos firmados en Málaga durante el pasado año realmente sólo dieron para contratar a 333.632 personas.

Se da la paradoja de que habiéndose firmado muchos más contratos que en 2007, el último de bonanza económica antes de que llegara la crisis, la cifra de personas incorporadas con esos contratos apenas es ligeramente superior. Así, el pasado año se suscribieron en la provincia143.000 contratos más que en 2007 (cuando se firmaron casi 690.900), pero únicamente sirvió para incorporar con ellos a 4.000 personas más que en aquel ejercicio (329.524).

Como muestra de esa elevada rotación, hay un grupo de 35.757 personas (el 10,7% del total contratado) que acumularon el pasado año 344.300 contratos o, lo que es lo mismo, más del 40% de todos los que se firmaron en la provincia. Desglosando aún más este apartado, se comprueba que hay un colectivo de 4.482 personas que tuvieron que firmar a lo largo del año más de 15 contratos laborales, una cifra ciertamente llamativa.

Las centrales sindicales insisten en que este fenómeno se centra sobre todo en segmentos como la hostelería, el comercio o los trabajos agrícolas, más allá de las contrataciones por sustitución que pueda haber en sanidad o educación. Y critican que con esta rotación continúa de trabajo se cubren en realidad puestos estructurales de las empreas. La media de contratos por persona en Málaga fue de 2,49 en 2019, lo que prolonga el porcentaje de los últimos años.

Otro elemento que caracteriza al mercado laboral de Málaga en los últimos tiempos es el peso creciente de los empleos a tiempo parcial, un fenómeno que preocupa mucho a los sindicatos. Casi el 40% de las contrataciones realizadas en 2019 fueron parciales. En 2006, antes de la crisis, los contratos a tiempo parcial sólo suponían el 23,8% del total. CCOO y UGT critican que esta modalidad de contratos esconde muchos casos de fraude, con trabajadores que echan más horas de las que marcan sus contratos, sobre todo en la hostelería.