­El conflicto por la falta de comedor escolar aún sigue latente y sin solución a la vista. Desde que comenzó el curso escolar, cerca de 400 alumnos malagueños, de 49 colegios, han visto sustituido su comedor por aulas de espera. «Estas aulas sirven para que los menores esperen, de 14.00 a 16.00, a ser recogidos pero, no se les da de comer y eso no puede ser. Nos hemos ofrecido incluso a que se lleven su propio táper», dice Karena Rojas, madre afectada y responsable de comunicación del AMPA Botticelli.

La noticia sobre la quiebra técnica de la empresa de Perea Rojas y Col Servicol, saltaba tan solo a 48 horas de comenzar el curso escolar. Estas empresas, con sede en Alhaurín de la Torre, son las encargadas de ofrecer este servicio. Su desplome ha dejado a 126 centros de toda Andalucía sin comedor, tanto colegios públicos, como privados y escuelas infantiles. En Málaga son 49 los colegios afectados que reclaman soluciones urgentes, pero parece que «esta situación va para largo», denuncian varios padres afectados.

Toda esta situación está derivando en serios problemas de conciliación laboral para muchas familias. Quebraderos de cabeza para unos padres que, ahora tienen que organizarse como un puzle perfecto, para poder conciliar esta ausencia de comedor con su propia situación con la laboral.

«Muchos padres necesitan este servicio, porque no pueden conciliar su trabajo y se están viendo obligados a pedir permisos, y no todos los días puedes pedirlos, ni todos los padres tienen las mismas posibilidades», asegura Rojas.

En el último mes, los padres y madres de los 400 niños afectados han llevado a cabo diversas protestas para manifestar su malestar con esta situación, pero aún no ha obtenido reacción alguna por parte de las administraciones pertinentes. Desde hace semanas, las familias aseguran estar tramitando quejas sobre la situación a la Consejería de Educación, «pero no obtenemos respuesta alguna», afirma Karena Rojas.

«Los directores de los centros están colaborando y haciendo todo lo posible para solucionarlo pero la decisión compete a otras administraciones», insiste.

Conciliación laboral

La noticia sobre la falta de comedor sorprendió a Miguel Ángel Sánchez sin tiempo para poder reaccionar: «Me enteré cuando la noticia salió a la opinión pública, un par de horas antes del inicio del curso», dice aún sorprendido. Él es padre de dos hijos y, aunque esta situación solo afecte a su hijo mayor, en casa «estamos cronometrados para poder conciliar todo». Como al resto de padres, la situación afecta de manera directa a su rutina laboral: «Ahora mismo estoy a media jornada, no he podido ampliarlo a completa porque tengo que hacerme cargo de mis hijos». La vuelta al cole ha cambiado su rutina y ahora «lo preparamos todo la noche anterior».

Para Sánchez el fallo está en el modelo de cocina: «El modelo vigente falla. Creo que el modelo de cocina propia de los años 80 y 90 ante una crisis como esta no hubiese sufrido este daño·, asegura. «Otro tema que me preocupa es, ¿qué ha pasado con las monitoras de los comedores?, es el daño colateral de esta situación», lamenta Sánchez. El sindicato CGT denunció que 500 trabajadoras «se habían quedado en la calle» ante la falta de comedor. Una parte de esos damnificados eran beneficiarios del PRAI (Programa de Refuerzo de Alimentación Infantil). «Desde CGT defendemos que este servicio no debe estar externalizado. La Junta debe promover las cocinas in situ y mejorar las condiciones laborales de su personal y no mirar para otro lado», reitera el sindicato.