Todo empezó hace justo un año. A finales de 2019, varios casos de una extraña neumonía empezaron a brotar en la ciudad china de Wuhan. El 31 de diciembre las autoridades sanitarias locales informaron del primer clúster de afectados por esta enfermedad respiratoria desconocida. Días más tarde, la Organización Mundial de la Salud (OMS) enviaría la primera alerta por el surgimiento de esta enfermedad y, a partir de ahí, todos sabemos cómo continúa la historia.

La parte menos conocida de esta cronología es todo lo que ocurrió en los laboratorios. El día 9 de enero, por ejemplo, el centro de control de enfermedades de China ya había identificado a un nuevo coronavirus como responsable de esas enfermedades. Poco después, varios grupos de investigación la primera secuencia completa del genoma del patógeno y la publicaron en abierto para que todos pudieran acceder a esa información.

La comunidad científica lleva desde entonces intentando descifrar el funcionamiento del virus, de la enfermedad y de la pandemia para dar con una solución a la crisis sanitaria. Nunca antes se habían volcado tantos esfuerzos al unísono en una sola cuestión.

La carrera científica nunca había avanzado tan rápido. Pero tras apenas un año de recorrido, varios científicos interpelados por este periódico recuerdan que todavía hay muchas incógnitas por despejar. Estos son algunos de los ámbitos de la investigación en los que hoy por hoy hay más preguntas que respuestas sobre la pandemia.

Dudas elementales aún bajo la lupa

Empecemos por el principio. Por la biología básica. Las primeras discusiones sobre el virus, de hecho, tenían que ver con aspectos fundamentales. Como cuál es el origen de este virus. Qué saltos entre especies ha dado hasta llegar a infectar al primer ser humano. O cómo se transmite. Detrás de estas preguntas surgieron otras muchas. O qué mecanismo permite al virus unirse a las células humanas. Todas estas cuestiones, lejos de estar zanjadas, suponen un reto para la investigación.

«La ciencia básica ayuda a avanzar rápidamente en la ciencia aplicada. No podemos desarrollar tratamientos o vacunas sin conocer previamente al virus», recuerda Júlia Vergara Alert, investigadora del Centre de Recerca en Sanitat Animal IRTA-CRESA.

Los estudios previos sobre coronavirus suponen una base para empezar a entender el patógeno. Aún así, son muchas las preguntas que quedan por resolver. Como qué implicaciones podrían tener las mutaciones que vayan surgiendo.

Sin un tratamiento efectivo disponible

Conforme se vayan despejando las preguntas más elementales sobre el virus, se podrá avanzar en la búsqueda de antivirales, tratamientos y vacunas contra la covid-19.

«Se están buscando tanto medicamentos que eviten la infección como fármacos que sirvan para tratar a personas enfermas», resume Nuria Izquierdo-Useros, viróloga, inmunóloga y líder de un grupo de investigación sobre fármacos contra la covid-19. «La principal estrategia que se está utilizando consiste en reposicionar fármacos. Es decir, mirar si entre los que ya existen hay alguno que puede ser útil contra el covid-19», añade la experta.

El ensayo clínico sobre medicamentos contra la covid-19 más grande realizado hasta la fecha mostró que ninguno de los compuestos estudiados parecía reducir la mortalidad de los pacientes afectados. «Es complicado dar con un antiviral en tan poco tiempo, porque todavía hay muchas cuestiones de biología básica que no entendemos», sentencia la científica.

Síntomas inespecíficos y pronóstico variable

Una vez el virus infecta a un paciente, las dudas que brotan son otras. Empezando por el interrogante de los síntomas, que en algunos casos se presentan con un malestar inespecífico y en otros ni siquiera se muestran.

Asimismo, sigue siendo objeto de estudio por qué la misma enfermedad puede desencadenar cuadros clínicos más o menos graves en función del paciente.

«Al principio estábamos todos bastante desconcertados, pero tras meses de experiencia con esta enfermedad ya sabemos mejor cómo tratar a los pacientes afectados», explica Jaime Lora-Tamayo, médico adjunto del Servicio de Medicina Interna del Hospital 12 de Octubre de Madrid y coordinador de área covid en dicho hospital.

En la práctica, aunque no esté del todo claro cómo se desencadena la afectación del virus más allá de los pulmones, en los hospitales se trabaja para «tratarlo todo de la mejor manera posible, a pesar de la incertidumbre», comenta el doctor Lora-Tamayo.

La incógnita de las secuelas a largo plazo

¿Y qué ocurre con los pacientes que ya han superado la infección pero que todavía arrastran malestar? La incidencia de las secuelas sigue siendo otro de los grandes interrogantes sobre la mesa. Algunos estudios sobre el tema sugieren que 1 de cada 10 pacientes con una forma leve de la covid-19 pueden arrastrar alguna forma de malestar durante semanas o meses. En el caso de los afectados que han requerido hospitalización, las secuelas podrían afectar a más del 50 % del total.

«La fatiga, el cansancio y el dolor de cabeza destacan entre los síntomas más persistentes, así como la sensación de falta de aire», argumenta Juan María Herrero, médico internista y vocal del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la sociedad científica SEMI.

No está claro hasta qué punto estos síntomas están relacionados con la infección o por factores externos. Muchas de las preguntas solo se podrán contestar cuando haya pasado el tiempo necesario para mirar el problema con perspectiva.

El interrogante de las reinfecciones

Ahora que la pandemia ya ha afectado a más de 56 millones de personas en todo el mundo, también crece la preocupación por la incidencia de las reinfecciones. Es decir, la posibilidad de que una persona que ya ha superado una infección se vuelva a contagiar.

«No está claro cómo funciona la inmunidad frente a este virus. Todavía hay muchas brechas de conocimiento para poder dar respuesta a estas cuestiones», reflexiona Carlota Dobaño, viróloga del centro de investigación ISGlobal.

Las dudas sobre inmunidad son muchas. Como qué mecanismos activa el cuerpo ante una infección. Qué cantidad de anticuerpos se necesitan para que una persona esté protegida. Cuánto duran. Y qué diferencia un anticuerpo de calidad de uno que no lo es.

Sobre la incidencia de las reinfecciones, Dobaño considera que ha faltado tiempo e infraestructuras para entender la magnitud del problema. Pero es posible que haya más casos reincidentes que los detectados hasta la fecha.

Mella en la salud mental de la población

Mientras la crisis sanitaria avanza, los efectos de la pandemia sobre diferentes esferas de la sociedad se hace cada vez más evidente. Las autoridades sanitarias ya empiezan a hablar de fatiga pandémica; el cansancio emocional arrastrado durante estos meses. Y las sociedades científicas alertan de un incremento exponencial en los trastornos psicológicos y psiquiátricos derivados de la situación. Entre los colectivos más afectados destacan aquellos que han estado expuestos de manera más directa al virus o aquellos que, debido a desigualdades existentes, arrastran las consecuencias más duras de la crisis.

«Todo el mundo da por hecho que esta crisis tendrá un impacto en la salud mental de la población, aunque todavía no está clara la magnitud del problema», comenta Jordi Alonso Caballero, coordinador del grupo de investigación en servicios sanitarios del Institut de Recerca Hospital del Mar (IMIM-UPF) y líder de un estudio sobre la cuestión.

Otros autores de la información:

JÚLIA VERGARA, NURIA IZQUIERDO-USEROS, JAIME LORA-TAMAYO, JUAN MARÍA HERRERO, CARLOTA DOBAÑO y JORDI ALONSO CABALLERO