La suerte ha comenzado a cambiar para Pablo Saiago, de 49 años, el trabajador portugués que se ha pasado más de media vida construyendo autovías y que hace un año se vio viviendo en las calles de Málaga por falta de trabajo y de seguro del desempleo.

Como adelantó La Opinión, el Club de Leones Málaga Limonar le facilitó hace unos días un viaje en autobús a Sevilla para que pudiera conseguir en el Consulado General de Portugal la documentación que le robaron en la estación de autobuses de Málaga. Además, los miembros del club le han donado ropa, han hecho posible que el consulado no le cobre los gastos administrativos y le han comprado algunas de las pulseras de cuerda que confecciona para salir adelante.

«Estoy muy agradecido al club», subraya, al tiempo que muestra la documentación en regla, que completará cuando la próxima semana recoja su nuevo DNI en el Consulado de Portugal, ya en Málaga.

Pablo Saiago habló con este periódico el pasado lunes, en la Alameda Principal, donde había instalado su modesto puesto de pulseras al pie de un banco y por las que cobra la voluntad.

El sábado anterior tuvo un percance con la Policía Local, que le requisó todas las pulseras y los hilos. «Estaba en el paseo marítimo Antonio Banderas y yo creo que se debió a una denuncia porque me puse cerca de una tienda que también vendía pulseras», cuenta.

Este trabajador comunitario en paro da por perdido el material, pero cuenta que una amiga le ha regalado unos hilos para poder seguir con las pulseras. «Las que más se venden son las de la bandera de España, por eso necesito más hilo rojo y amarillo», cuenta.

En cuanto tenga el DNI, pasará por la comisaría provincial y con toda la documentación ya en regla, explica que comenzará a buscar trabajo, aunque las perspectivas ahora mismo no sean buenas.

En cualquier caso, su currículum en la construcción de autovías y carreteras es impresionante: ha trabajado más de 25 años en Portugal, así como en Brasil, Marruecos, Angola y por toda España, y en ese periodo en nuestro país, de 2013 a 2015 en Dragados.

«Cuando se acabó el trabajo en Portugal tuve que irme fuera y como redujeron el sueldo a la mitad, decidí trabajar en España», explica.

En estos meses en la calle se le cruzó por medio, en febrero, una neumonía por la que tuvo que ingresar en Carlos Haya y aunque almuerza en el albergue municipal, duerme en la calle porque cree que es más seguro.

Ahora, lo que más teme es el frío y la lluvia, por eso ha dejado de dormir en un parque y ha buscado cobijo, con otros compañeros, en un local abandonado.

El deseo de Pablo es abandonar pronto esta vida de indigente a la que le ha conducido el destino. «Nunca antes había pasado por algo así, quedarme sin trabajo y tener que dormir en la calle», confiesa.

Ahora, por lo menos, gracias a la generosidad del Club Leones Málaga Limonar, ya tiene la documentación para poder encontrar la salida, en forma de un puesto de trabajo digno.