«Este hombre es un santo, bastante ha hecho ya por nosotros», cuenta Curro López, presidente de la Asociación de Vecinos de Lagunillas. El dirigente vecinal sólo tiene palabras de agradecimiento para la persona que, desde hace tres años, puso su piso, próximo al Hospital Materno-Infantil, a disposición de la asociación de vecinos, para que pudieran ser atendidos más cómodamente niños de familias sin recursos.
«No pagábamos nada de alquiler, nos pagaba además el agua y la luz y hasta a veces hacía compras mensuales de comida», explica Curro López.
Gracias a esta generosa persona, sostiene el dirigente vecinal, hoy sigue con vida Ayoub, a punto de cumplir 3 años, un niño marroquí nacido en Nador con una malformación en las manos y en el aparato digestivo y que cuenta con un sólo riñón en estado defectuoso. Ayoub lleva viviendo tres años en el piso con su madre y está a la espera de un trasplante de riñón.
La vida de Ayoub, en riesgo por la burocracia
Junto a Ayoub, en el piso también vive con su madre Roaya, una niña marroquí de 7 años, que quedó parapléjica por un error médico en su país, cuenta Curro López. «Está en silla de ruedas y en el Materno están intentando mejorarle la vida, aunque no haya atisbos de que recupere la movilidad».
Una veintena de niños
Sin embargo, todo llega a su fin y en cuatro meses, informa Curro López, deberán dejar el piso y buscar otro. En total, calcula el dirigente vecinal, por el actual junto al Materno han pasado en estos tres años una veintena de niños, todos de familias sin recursos y en el caso de las marroquíes, «no es que sean pobres, es que son lo siguiente, aparte de que para venir aquí a tratarse se tienen que hipotecar para dejar una fianza, una garantía de que volverán a Marruecos», explica.
Ahora, la Asociación de Vecinos de Lagunillas, que también ofrece servicio de traducción en el hospital para los menores marroquíes, trata de encontrar un piso para seguir prestándoles ayuda.
«A ver si alguien nos podía ceder un piso o dejárnoslo barato porque no queremos un regalo tampoco», destaca. Como explica, «nos da igual que esté en las afueras de Málagamientras tenga infraestructura: que las madres puedan coger el autobús o el tren; ahí nosotros no tenemos ningún problema», destaca.
El dirigente vecinal admite que la asociación ha pecado de discreta al no dar a conocer este servicio que prestan, «pero hay que sensibilizar a las administraciones, al Ayuntamiento y la Junta de que esto no se puede terminar».
En cuanto al precio del alquiler, Curro López señala que «300 euros ya nos costaría, porque un mes pasa volando y luego hay que pagar agua y luz».
Esta semana la asociación se ha reunido con la concejala del Distrito Centro, Gemma del Corral, para trasladarle el problema. La concejala explicó ayer a este diario que la situación «no es fácil» pero que el distrito tratará de colaborar.
«No me puedo quedar sin un techo para estos niños y para los que vengan; son familias pobres», recalca Curro López.