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Uno de cada cinco menores ha sufrido abuso sexual, el 80% en el entorno familiar, según la Organización Mundial de la Salud.PIXABAY

Abusos sexuales

Salir adelante después de que la inocencia sea arrebatada

La escritora novel María Andújar relata en ‘La voz de los silenciados’ la historia de Mónica, una joven que fue abusada sexualmente por su hermano desde los cinco hasta los 11 años

Una de cada cinco personas ha sufrido abuso sexual antes de los 17 años, el 80% de ellas lo padece en el entorno familiar. Este dato de la Organización Mundial de la Salud evidencia una cuestión que no deja de ser una pandemia. «Es un tema tabú porque da mucha vergüenza».

Silenciar el sufrimiento fue lo que hizo la madre de Mónica, una joven que fue forzada por su hermano mayor durante seis años, desde que ella tan solo tenía cinco. Aunque este no es su nombre real, todo lo que se relata en las 223 páginas de ‘La voz de los silenciados’ es verídico.

«Las familias lo tapan en la gran mayoría de los casos (...). Imagínate que una madre descubre que en su propio seno familiar ha pasado eso. ‘La gente va a pensar que yo lo sabía, que yo no he sido buena madre, que yo no estaba pendiente’. Están expuestos al escrutinio público y eso les da pánico», relata María Andújar, la escritora que ha relatado en su primera novela la capacidad de una joven para denunciar las consecuencias de que «le robaran la infancia».

«A un niño le dices ‘cállate para que no se entere nadie’ y le estás dando a entender que no es para tanto. Él por dentro sabe que lo es y entra en un conflicto que difícilmente logra superar». Para sobrellevar la confusión que sentía, Mónica siempre quiso pensar que su madre no sabía lo que ocurría muchas tardes y noches en el pequeño cuarto en el que dormían las tres hermanas, Mónica, la mayor, Beatriz, la mediana, y Raquel la más pequeña, junto a Óscar, que se llevaba más de 12 años con cada una de ellas.

«Se armó de valor para grabar las conversaciones con su madre y poder denunciar. Ella le decía que se callara y que no reconociera nada (...). Mónica se planteaba: ¿A ti no te duele como madre?», explica la malagueña. Como se detalla en la novela, Óscar «llevaba el título de primogénito con orgullo» y su madre tenía claro «que él iba primero», sentencia la autora en una entrevista a La Opinión.

«Cuando eres víctima de abusos una parte de ti desaparece. Se esconde (...). La vergüenza se convierte en tu compañera diaria, junto a la culpa de presentir que hay algo que no está bien. Y tú lo estás permitiendo». Mónica trató de ocultar sus «dolorosas vivencias por «miedo de que las personas que lo sabían la etiquetaran». Fue con poco más de 30 años cuando se atrevió a denunciar.

«En la familia había niñas pequeñas que tenían la edad de ella cuando lo sufrió, y su hermano estaba impune. Toda la familia había mirado para otro lado y era una circunstancia que Mónica temía que se pudiera repetir», apunta María Andújar.

También la motivó «el basta ya. No vais a seguir negándome algo tan horrible». Ella acudió al Servicio de Asistencia a Víctimas en Andalucía (SAVA), una entidad pública que atiende a las afectadas por una agresión física o mental. Fueron Eva y Miguel Ángel los que la acompañaron y «animaron a hacer lo correcto».

Cuando se llevó a cabo el juicio, el delito había prescrito, lo que suponía que no podían procesar a su hermano mayor. Aún así, el auto de la jueza de instrucción le dio la razón, todo lo que contó Mónica era cierto: «Está bien que la justicia valore tus esfuerzos. No fue fácil para ella ponerse a través de un teléfono a hablar con su abusador y su madre».

La jueza le dijo que «aunque era amargo, era una victoria», como cuenta la autora de ‘La voz de los silenciados’. En noviembre se cumplieron tres años del proceso judicial, que fue clave para comenzar el camino hacia su recuperación. «Desde que denunció, mejoró todo».

«Mochila de recuerdos dolorosos»

Una de las secuelas que han afectado a la vida profesional y personal de Mónica han sido las pesadillas: «Etapas en las que no entiende porqué pero empieza a tener pesadillas en las que revive los episodios de abuso y eso le hace no dormir, tener ansiedad, estar casi en un estado depresivo», aclara la escritora.

La joven ha llegado a perder incluso trabajos por dicha «desestabilidad emocional». Sin embargo, «se siente una privilegiada». En los centros de ayuda a las víctimas de abuso se denomina a esta circunstancia ‘caso de éxito’: «Consigue darle la vuelta a la historia y hacer de su vivencia algo positivo».

María Andújar defiende que sería necesario escuchar muchas historias de éxito: «Que la gente se animase a denunciar y a seguir adelante. Para que no llegue a verse sin salida». Es por eso que la autora entiende que sería clave que el tema se abordase más en el debate público.

Y es que, esta sería la forma, según apunta en el prólogo de su libro, de combatir a «los monstruos que viven entre nosotros y hacen su vida disfrazados de seres humanos». Asimismo, la malagueña lanza un mensaje de esperanza: «Nadie dijo que fuese fácil, pero en las dificultades se encuentra el camino para convertirte en mejor persona».

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