Artista

Paco Moreno Ortega, un creador sin fecha de caducidad

A los 91 años, el pintor malagueño continúa pintando y escribiendo a diario, gracias a una ilusión por crear que nunca remite. Acaba de terminar un libro de poemas y quiere donar sus cuadros a Rincón de la Victoria, donde pasó su niñez. En breve publicará un libro de cuentos en una editorial madrileña

Paco Moreno Ortega, en su casa del Centro, con uno de sus cuadros y su último libro, la semana pasada.

Paco Moreno Ortega, en su casa del Centro, con uno de sus cuadros y su último libro, la semana pasada. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Al igual que Sean Connery y Sofía Loren, de pequeño, Paco Moreno Ortega vendía leche por las calles de su ciudad natal, Málaga, donde vino al mundo en 1931, aunque su infancia la pasara en el Rincón de la Victoria. 

Hubo un momento en su vida en el que dudó entre ser pintor o escritor, pero al ganar el Certamen Nacional de Educación y Descanso de 1959 se decantó por los pinceles. Sin embargo, hace muchos años que compagina sus dos vocaciones y prueba de ello es una veintena de libros, el último, ‘24 horas en 47 sonetos’ (Jákara), con versos acompañados por fotos de la vida diaria del autor y ya tiene en marcha, con una editorial madrileña, un libro de cuentos.

Genes e ilusión

¿Cómo hace para mantener esa vitalidad tan picassiana? «Yo creo que por un lado, un poco los genes, porque mi padre murió a los 93, mi madre a los 97 y un tío de mi padre a los 105 pero además porque soy joven de mente y me sigo entusiasmando, la felicidad exterior hay que traerla hacia ti para no perder la ilusión», explica. Y luego claro, comenta que están los hábitos: «Yo no he bebido nunca alcohol ni fumado y he hecho una vida muy sana, con la clásica cocina mediterránea».

Paco Moreno Ortega habla con La Opinión en su piso del Centro, una casa llena de cuadros propios pero también de amigos y artistas a los que admira. Tras cerrar su estudio en el barrio de Pinosol, su casa es también su estudio y trabaja en el caballete que perteneció a su amigo Pablo Coronado, el mismo que le decía: «Paco tú eres muy franciscano».

Como recuerda, cuando sus amigos de joven le decían que dejara el estudio y disfrutara más de la vida y el verano, «yo pensaba, pero si yo quizás disfruto más que vosotros haciendo esto; es mi mundo». 

El artista vive en el corazón del Centro.

El artista vive en el corazón del Centro. / A.V.

Y su mundo se inicia cada día sobre las 9.30 de la mañana. Tras un desayuno parco de pan con aceite y ajo y un descafeinado se pone «a pintar, escribir o repasar capítulos» hasta la hora del almuerzo. Después de una hora de siesta, continúa pintando o escribiendo hasta que a la tarde acude a un bar del Centro a charlar y dos de esas tardes a la semana, a una tertulia con amigos «en la que sobre todo hablamos de cine». 

A la vuelta, cena y televisión, a partir de las 10 de la noche, «porque todo lo que sea política me trae sin cuidado». Casi siempre aprovecha para ver una o dos películas de cine clásico, hasta la 1.30 de la mañana. «El otro día vi la primera versión, la francesa, de ‘Cyrano de Bergerac’», recuerda.

Así transcurren sus días y como detalla, la inspiración no se le agota. «Ahora mismo estoy escribiendo muchísimo», apunta. 

Rincón de la Victoria

Cuando se le pregunta por el destino de sus cuadros, Paco Moreno explica que le gustaría donar su obra a Rincón de la Victoria, donde pasó su infancia hasta los 8 años y está enterrada su familia. El alcalde, Francis Salado, conoce la propuesta «y dice que está encantado», comenta el artista, embarcado en la actualidad en cuadros de temática religiosa y aire moderno. 

A los 91 años, constante y creativo, sigue disfrutando de la vida al tiempo que recuerda cuándo, haciendo la mili con los gurripatos, se sentaba en el suelo del atiborrado autobús Portillo, un gesto entonces inusual. «He sido una persona totalmente libre», remarca con una sonrisa. 

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