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La directora general de Internacionalización de la Empresa del ICEX, Elisa Carbonell, ayer en Málaga.Álex Zea

Comercio exterior

«A Málaga la veo fantástica: tiene un polo tecnológico de primer nivel y un sector ‘agro’ imbuido de innovación»

«La exportación está ya en el ADN de la empresa española aunque a las pymes siempre les cuesta más. El ICEX está para ayudarlas» «Hay una línea de ayudas para paliar el impacto del Brexit»

Elisa Carbonell es directora general de Internacionalización de la Empresa en el ICEX, la entidad pública dedicada al ámbito de la exportación e inversiones dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Posee una amplia experiencia en el campo exterior, habiendo desempeñado anteriormente cargos en la embajada de España en Colombia, en el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital o en la Secretaría General del Tesoro. Ayer estuvo en Málaga para participar en unas jornadas donde el ICEX presentó, con la presencia de medio centenar de empresas de la provincia, varios planes de ayudas a la exportación, entre ellos uno para atenuar el impacto del Brexit.

Las exportaciones han cerrado 2022 en España con 389.208 millones de euros y una subida del 22,9% respecto a 2021. En el caso de Málaga, el crecimiento fue del 18% para un total de 2.880 millones, lo que supone un nuevo récord. Viendo la incertidumbre internacional, ¿es algo todavía más a valorar?

Es un dato muy positivo. El sector internacional español aportó el pasado año la mitad del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB). Fueron 2,6 puntos porcentuales sobre la subida que se registró del 5,5%. Esto ya es una buena noticia, pero lo es aún más si observamos el contexto en el que se produjo, rodeado de una especial incertidumbre, lo que refleja que España tiene un sector exportador muy diversificado y de gran resiliencia. Somos una gran potencia exportadora, con empresas muy competitivas que han sabido sortear los obstáculos.

¿Ha cambiado la mentalidad empresarial? En Málaga, por ejemplo, ya hay 8.200 firmas exportadoras y de ellas, más de 1.000 son exportadores regulares, el doble que hace diez años.

Podemos decir que la internacionalización está ya en el ADN de la empresa española. No hace falta convencer a ninguna. Es cierto que las compañías que empiezan a exportar se enfrentan a costes elevados, información costosa y decisiones estratégicas difíciles, pero precisamente para eso está el ICEX, para levantar esas barreras y hacer este proceso de internacionalización más fácil y más barato. Creo que un indicador de que el comercio exterior ya está en el día a día de las empresas, es el incremento de las empresas exportadoras regulares, que son las que llevan más de cuatro años exportando. Eso da una idea de que tenemos un sector exportador muy consolidado.

La mayoría de empresas en España y en Málaga son de pequeño tamaño. Para ellas, imagino, exportar es siempre más difícil que para una grande.

Que lo tienen más complicado es seguro. Los economistas lo llaman un fallo de mercado, es decir, que a estas pymes y micropymes les cuesta más el acceso a la información, a la escalabilidad,... también es cierto que estas empresas son más ágiles. Hay estudios que revelan que una empresa que se internacionaliza es más competitiva, genera más empleo y probablemente logrará mejores cifras de negocio. Pero sabemos que las pymes lo tienen más difícil, y por eso nos centramos mucho en instrumentos de acompañamiento para ellas. Es una preocupación para nosotros: dar esos servicios de internacionalización que el mercado no da a precio razonable. Eso lo hacemos a través de nuestro direcciones territoriales, una de ellas las de Málaga. Las pymes no pueden, por ejemplo, afrontar los costes de una consultora.

La UE sigue siendo el principal destino exportador de España. Sin renunciar a eso, ¿hay que potenciar nuevos mercados?

Estamos trabajando en ello, tanto las empresas como instituciones como el ICEX. Cada mercado tiene su particularidades, y hay que analizar bien el producto que tienes para no ir al mercado equivocado. Uno muy interesante para crecer es EEUU (donde el ICEX tiene cinco oficinas), aunque tiene sus complejidades; también Latinoamérica, Asia (que ha estado un poco adormilada con la pandemia) o África.

Elisa Carbonell, en Málaga.

El ICEX está presentando estos días un programa de ayudas para contrarrestar el impacto del Brexit junto otras líneas de apoyo, ¿cuál es la filosofía?

Parece que la salida del Reino Unido de la Unión ha quedado un poco eclipsada por la pandemia pero no podemos olvidar que ha sido un episodio que plantea grandes retos para las empresas exportadoras. Antes era lo mismo exportar a Gran Bretaña que a Francia o a Alemania desde el punto de vista de las fronteras y del transporte. Ahora ya no. En octubre de 2021, la UE aprobó un fondo de apoyo para los estados que ayudara a las empresas y autónomos afectados negativamente por el Brexit. Con esos fondos, el ICEX ha elaborado una batería de actuaciones entre las que se incluyen ayudas directas. El Real Decreto ya está publicado en el BOE del 22 de febrero y la convocatoria debe salir en los próximos diez días. Serán unas ayudas de 200.000 euros de máximo por empresa y con una cofinanciación del 75% de los gastos elegibles. Es retroactiva desde el 1 de enero de 2020, que fue la fecha oficial del Brexit. Las empresas tienen que justificar que hayan sido empresas afectadas negativamente por este acontecimiento. No son ayudas de concurrencia competitiva, sino de libre concurrencia, es decir, por orden de llegada.

¿Qué comportamiento de las exportaciones españolas esperan para este 2023?, ¿habrá nuevos crecimientos o todo dependerá de cómo evolucione el panorama internacional?

El año pasado ya fue muy retador, porque cuando pensábamos que ya había pasado lo peor con la pandemia, llegó la invasión rusa de Ucrania. Si en 2023 no se produce otro acontecimiento sorpresivo, el comercio internacional debería ir normalizándose, ya lo estamos viendo con los fletes marítimos. También hay que ver si evitamos reacciones nacionalistas de proteccionismo en determinados mercados. Yo esperaría un comportamiento igual de bueno que el de 2022.

La inflación es otro de los caballos de batalla. Las empresas se quejan de la subida de sus costes de producción.

Sí, pero hay que pensar que el sector exterior es un mecanismo de moderación de la inflación. La apertura al comercio internacional, incluyendo las importaciones, va a controlar este fenómeno.

Málaga vive años de gran crecimiento económico y exportador, ¿qué destacaría de ella?

Málaga mantiene una tendencia fantástica. Se está configurando como un polo de innovación tecnológica y de emprendimiento de primer nivel. La propia tecnología está ya imbuida en el sector agroalimentario. En el ICEX tenemos una campaña internacional donde hablamos de España como nación alimentaria (food nation) pero ya estamos introduciendo el término (foodtech nation). Para ser potencia alimentaria tenemos que aplicar la tecnología a ese segmento. En Málaga hay también grandes empresas y empresarios muy internacionalizados, a los que he conocido por todo el mundo.

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