Entrevista | Juan Manuel Jiménez Muñoz Médico y escritor

«Para mí tener dos dedos de luces significa cambiar de opinión»

El novelista malagueño y médico de familia publica en Ediciones del Genal ‘¡Se me ve el plumero!’, una recopilación de artículos de opinión, en su mayoría cargados de humor e ironía, procedentes de su página de Facebook, en la que cuenta con unos 66.000 seguidores

Juan Manuel Jiménez Muñoz, con su nueva obra en la librería Proteo.

Juan Manuel Jiménez Muñoz, con su nueva obra en la librería Proteo. / Álex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Cuando Juan Manuel Jiménez Muñoz (Málaga, 1962) estudiaba en el Instituto de Martiricos, dudó entre hacer la carrera de Medicina o Historia, pues en esta disciplina le deslumbró el profesor Juan Antonio Lacomba, aparte de que en EGB un profesor, don Tiburcio, le inculcó el gusto por la Lengua y la Literatura. Al final se hizo médico pero nunca olvidó las Humanidades. Su último libro, ‘¡Se me ve el plumero!’ (Ediciones del Genal), es la prueba, cargada además de ironía y retranca.

¿Cómo nace este libro?

Es una recopilación de artículos de Facebook, donde llevo escribiendo seis años. Al principio la página la planteé como una plataforma para vender mis novelas, luego pensé que era una herramienta tan válida como otra para escribir y estar en contacto con los lectores y empecé a escribir artículos cortos de religión, política, historia, artículos literarios, medicina, política...

¿Cómo le fue?

Pues vi que la cosa iba gustando y ahora mismo va por los 66.000 seguidores. 

La pregunta del millón: ¿cómo hace para tener tantos?

No tengo ninguna fórmula mágica. Lo único que hago es intentar escribir bien, con una cierta gracia, con temas de actualidad y mucha crítica para no aliarme con lo que está establecido. Hubo dos momentos importantes, el primero, un artículo que dediqué a las elecciones andaluzas en 2019. Pablo Iglesias lanzó un llamamiento para tomar la calle y escribí un artículo que se llamaba ‘Carta abierta a Pablo Iglesias’. Eso abrió el telediario en España. El segundo momento fue durante la epidemia de Covid. Mi familia se marchó al pueblo -tenemos una casa en Sedella- y yo me quedé solo en Málaga 72 días y noches, como otros compañeros médicos. Hice una campaña para explicar a la gente lo que era el Covid y apoyando las vacunas. Escribí una ‘Carta abierta a los imbéciles’, en la que hablaba de unos 200 médicos (antivacunas) que habían establecido una plataforma, Médicos por la Verdad y eso tuvo un impacto de más de 100.000 reproducciones y me llamaron de muchos países. Ahí también mucha gente se montó en el carro. Aparte, otros lectores ya me conocen por mis novelas

Además de la observación de la vida, ¿cuáles son sus referentes en el humor?

Tip y Coll han sido mis héroes. También son referentes Gila, Les Luthiers y Eugenio, para mí un genio del humor. Me ha gustado mucho el humor socarrón, el humor profundo e inteligente con los juegos de palabras...

En uno de sus artículos asegura que, cuando nació, para su madre usted era el niño más bonito del Universo pero para el resto del mundo, feíllo. ¿El humor empieza por uno mismo?

Creo que es fundamental, por eso con el primero que me meto es conmigo, pero cuidado, no se trata de reírse de alguien sino de reírse con alguien.

Muchos de sus artículos los protagoniza su tío abuelo Edelmiro.

Era el más gracioso e irreverente de mis tíos abuelos. Una persona analfabeta pero muy inteligente ‘de la vida’. Estuvo en el Desastre de Annual y cuenta que vio la estampida, con los moros disparando. Él contaba que tiró dos o tres tiros para cubrir el expediente y se metió debajo de la cama. Luego le pilló la Guerra Civil y como Canillas de Aceituno estaba en manos de la República, le reclutaron y estuvo por Guadalajara. Cuando terminó la guerra, como el bando nacional no reconocía el periodo militar con los republicanos tuvo que hacer la mili otra vez.

El último libro de Juan Manuel Jiménez Muñoz se presentó en Proteo el mes pasado.

El último libro de Juan Manuel Jiménez Muñoz se presentó en Proteo el mes pasado. / La Opinión

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En un artículo se pregunta si hemos aprendido algo de la pandemia.

Yo te diría que no hemos aprendido mucho con la pandemia. Lo principal que no hemos aprendido es a hacer un análisis serio de lo que hemos hecho mal para sacar conclusiones, pese a que el presidente del Gobierno lo aseguró en televisión.

También comenta que forma parte de uno de los colectivos más oprimidos de España: el de la gente con dos dedos de luces.

Las personas con dos dedos de luces no tienen que ser ni de derechas ni de izquierdas sino gente sensata; para mí, tener dos dedos de luces significa cambiar de opinión. Nosotros, cuando nacemos, no lo hacemos con un sello que dice que este señor es del PP o del PSOE de toda la vida. Para mí una persona con dos dedos de luces es aquella persona crítica, capaz de ver en cada momento lo que le conviene a ella, a su alrededor y al conjunto del país. Pero argumentar está mal visto.

Aporta recetas contra la estupidez humana, ¿comparte alguna?

La principal receta es oír a los demás antes de oírte tú también y si alguien te está aportando algo que tú consideras que cambia tu punto de vista, reconocerlo.

Dedica el libro a la que denomina Asociación Nacional de Ofendiditos (ANO), ¿son hoy legión?

Por supuesto. La inmensa mayoría son inofensivos, son gente que se ofende por un chiste y dicen eso de ‘parece mentira que usted, siendo médico, diga esto’. Luego está el ofendidito agresivo e incluso el ofendidito peligroso, que es al que bloqueo. Al resto de ofendiditos los dejo porque dan vidilla a mi tertulia.

Al hilo de los ‘ofendiditos’ usted escribe: «En la España de 2023, salvo que dirijas la sátira a tu adversario político, está muy mal visto el humor». ¿Tan mal vamos?

Lo he comprobado porque cuatro o cinco veces me han cerrado la cuenta de Facebook, me han censurado y todas han sido por artículos de política o de Covid. Y eso que he dedicado horas y horas a discutir con los negacionistas, los terraplanistas y los antivacunas. Yo he hecho burla del divorcio de la infanta Cristina, de los problemas que tuvieron Pablo Iglesias e Irene Montero... y cada ‘familia ideológica’ me criticó.

¿Se están poniendo puertas al humor?

Así es. Por eso el título del libro es ‘Se me ve el plumero’, porque es alguien que te está diciendo eso de ‘tú me la quieres colar pero yo ya te he visto venir y sé que realmente no eres de los míos sino de los otros’. Y yo ya tengo una respuesta estándar que es mandarle una foto de indio con plumas y ya no me molestan.

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