Los últimos fastos de los premios Goya son un buen momento para recordar que en la primera edición, la de 1987, la estatuilla fue un diseño del malagueño de Villanueva de AlgaidasMiguel Ortiz Berrocal.
Como algunos recordarán se trataba de una cabeza de Francisco de Goya de la que salía una cámara de cine que como base tenía el mapa de España y por la otra parte del mapa, la cara de la Dama de Elche. El importante peso de la obra hizo que las siguientes ediciones se entregaran ya las esculturas actuales, mucho más livianas y también convencionales.
El pasado noviembre la familia del propio escultor confirmaba a esta sección que, por fin, habían limpiado el grupo escultórico de Berrocal en los Jardines de Picasso, que lleva por título ‘Monumento a Picasso’ pero que también se le conoce como ‘Siéxtasis’ o ‘El Siéxtasis’.
La de la limpieza se trata de una gesta, si no única en la historia consistorial, sí bastante aislada en el tiempo y eso que estamos hablando de una de las esculturas más importantes del patrimonio escultórico de Málaga de todos los tiempos.
Picasso no tiene quien le quiera en sus jardines
De hecho, echando mano de la hemeroteca, esta sección llevaba desde 2008 denunciando el abandono en que se encuentra esta joya, originalmente un encargo de 1969 del Ayuntamiento de Málaga que Berrocal realizó en su taller de Verona dos años más tarde, en vida del artista, aunque su inauguración no llegó hasta octubre de 1977, con la presencia de Rafael Alberti y el alcalde Luis Merino. Con anterioridad la obra estuvo expuesta en los Campos Elíseos de París.
Los trabajos de limpieza han eliminado las importantes capas de roña de la obra, las pintadas y hasta algún adhesivo, que de todo ha tenido esta escultura. Pero quizás por su abstracta complejidad, pues simula dos cuerpos abrazados, se ha olvidado del interior de la obra, que sigue exhibiendo idéntico pringue secular, al menos la semana pasada, cuando la pudo examinar el autor de estas líneas.
Pero en general, cuando a nuestro Ayuntamiento se le habla de los Jardines de Picasso se pone metafóricamente a bostezar y puede que ni lo localice en el mapa, como ocurre con la subida turística a Gibralfaro.
Porque basta con echar un vistazo al resto del parque escultórico de esta ilustre zona verde para sonrojarse por el abandono.
Aquí van dos apuntes: tanto la escultura que fue el primer ‘homenaje monumental’ a Picasso en España, obra de Ramón Calderón como ‘El árbol de la amistad’ del hermanamiento con Mobile presentan importante oxidaciones. Y más que tendrán.