Isco Alarcón acaparará la gran mayoría de los focos cuando el balón eche a rodar sobre el césped del Bernabéu. El malagueño se marchó este pasado verano del Málaga CF al Real Madrid en un traspaso multimillonario (28 millones de euros). Pero su imagen no sufrió ni un ápice de desgaste en la Costa del Sol por su amor eterno a los colores blanquiazules y, sobre todo, por sus guiños a su antiguo club.

Isco fue y sigue siendo malaguista, aunque mañana deberá enmascarar sus sentimientos para defender al club que le paga ahora. El de Arroyo de la Miel se marchó de la entidad de Martiricos por la necesidad imperiosa del Málaga CF de vender. El propio jugador, semanas antes de certificar su venta, aseguraba en su círculo más cercano que su intención principal era la de continuar, al menos, un año más de blanquiazul. Pero su salida era inevitable. Y el Madrid apostó por él de manera decidida, una opción que finalmente encandiló al que fuera «22» blanquiazul.

Hasta entonces, Isco había vivido en el Málaga una catarata de emociones en apenas dos años. Llegó como un jugador promesa y pronto comenzó a despertar la ilusión del malaguismo con actuaciones estelares. Sobre el césped, como las grandes estrellas, se ganó el cariño de la afición y se erigió como la bandera de un Málaga que triunfaba en Europa. La explosión de sentimientos del malagueño, como se puede observar en la imagen que acompaña a este artículo en la que se besa el escudo del Málaga CF, corresponden a su golazo ante el Oporto en cuartos de la Liga de Campeones.

Ya en su presentación como nuevo galáctico no defraudó ni a admiradores ni a detractores. Isco levantó la polémica porque no atendió a la petición del público madridista que se había acercado al Bernabéu en una calurosa mañana de verano. No besó el escudo, aunque sí lo hizo su hermano, que le acompañaba en tan marcado día. «Acabo de llegar y es tanta la admiración y el cariño que le tengo a este club que quiero ganarme el honor de hacerlo dentro del campo y haciendo muchas cosas», dijo minutos después en rueda de prensa.

Isco ha empezado con muy buen pie en el Real Madrid, se le augura un futuro muy prometedor como jugador blanco y con la selección española. Seguramente más pronto que tarde besará el escudo del Madrid como un día besó el del Málaga. Pero el primer beso sólo se vive una vez.