Las relaciones entre el Málaga CF y la empresa hotelera BlueBay no viven sus mejores momentos. Uno de los espónsor oficiales del club desde el pasado verano no está teniendo el peso que se esperaba en la economía de Martiricos, por lo que el descontento en el seno de la entidad blanquiazul existe a tenor de los últimos acontecimientos. Unos hechos que han llevado a renegociar el acuerdo por dos temporadas que se firmó en julio del curso pasado y que podría desembocar en el divorcio final.

El Málaga y BlueBay comenzaron su camino juntos el verano pasado. Antes de fraguar la esponsorización de la camiseta e incluso de ser una de las empresas que aparecía con peso en la U Televisiva (vallas publicitarias del estadio), la relación de los dirigentes de ambas partes era muy estrecha. Este periódico ya avanzó en marzo del curso pasado las reuniones y negociaciones para que la inversión de la empresa hotelera en la entidad de Martiricos fuese una realidad. Una apuesta económica que buscó el propio club, tan necesitado de capital tras el desamparo por el abandono momentáneo del jeque y por los pagos que afrontar ante la administración pública.

En un principio se habló de la entrada de BlueBay en el accionariado del Málaga CF, de una inversión fuerte aunque paulatina, de tener peso en el club y toma de decisiones... Pero el primer paso fue entrar como espónsor en la parte trasera de la camiseta. El 23 de julio Moayad Shatat y Joaquim Janer, director general de la hotelera, mostraban juntos la parte trasera de la nueva elástica blanquiazul con la publicidad bajo el dorsal. No trascendieron cifras, aunque el acuerdo se antojaba como la antesala de un jugoso acuerdo económico.

Lo cierto es que las promesas de BlueBay se las llevó el viento y de la fuerte inversión de la hotelera poco más se supo. Eso sí, personal de BlueBay tomó parte en la planificación del Málaga CF del curso pasado, lo que a la postre se ha corroborado como un error de gestión.

Una de las claves la descifró el propio Bernd Schuster en su despedida del Málaga CF la semana pasada, cuando desveló que la persona que lo había fichado ya no estaba en el club. «Lo que han cambiado han sido las personas. Estuvieron ofreciendo un proyecto que luego cambió. Yo no te puedo dar los motivos de mi salida, no soy yo. Tengo que aceptarla y punto. Me siento capacitado para seguir sabiendo las dificultades, aunque sé que tendrán motivos suficientes para que no siga», desveló el alemán, que no quiso señalar la persona que ya no se encuentra en el club.

Sin embargo, todo hacía indicar que Schuster se refería a Jamal Iglesias, presidente de BlueBay y persona clave en su fichaje. Su mano derecha y directivo del grupo, Gonzalo Hervás, también se le vinculó como persona cercana al club blanquiazul. Hervás incluso aparece en diversos documentos que lo relacionan con la empresa «Nas Spain 2000 SL», de la que Moayad Shatat es presidente desde julio del año pasado y que tiene su domicilio social en el Estadio de La Rosaleda. Este directivo de BlueBay entró como consejero y secretario de dicha empresa en 2013, aunque desde febrero de este año ostenta el cargo de apoderado solidario, según los datos publicados en el BORME (Boletín Oficial del Registro Mercantil).

De cualquier forma, la relación entre los dirigentes del Málaga CF y de BlueBay está muy enfriada y es casi inexistente. Pero la hotelera, con el nuevo desembarco del jeque, ha visto de nuevo «negocio» en Martiricos. Jamal Iglesias, dirigente de la empresa que aglutina un importante conglomerado de hoteles repartidos por todo el mundo ha regresado recientemente a tierras malagueñas en busca de una reunión con Al-Thani con el que estrechar lazos y retomar las negociaciones, aunque quizás buscando una inversión del jeque en su empresa.

UNESCO, un problema

Con BlueBay en un segundo plano, el Málaga busca desde hace meses espónsor y no sólo para la parte trasera. Esta misma semana, el subdirector general de la UNESCO ha estado en Málaga para abordar el futuro del patrocinio de la camiseta. La intención del conjunto blanquiazul es, si finalmente las negociaciones con BlueBay no llegan a buen puerto, trasladar de la pechera de la camiseta a la zona trasera. El Málaga pagó el primer año 1,5 millones de euros a Unesco. En el segundo tenía el compromiso de seguir en el frontal de la camiseta. Y este curso, el último, lo afrontará debajo del dorsal. Vía libre para buscar patrocinador.