1 de febrero y el mercadeo de fichajes internacional vuelve a hibernar. Han sido 31 días frenéticos, puede que más, que han desembocado en el Málaga CF en cuatro incorporaciones para afrontar el segundo tramo de la temporada y para intentar subsanar las carencias que han aparecido desde el verano. Un póker de jugadores que han llegado de diferentes maneras, pero que tienen un denominador común: conocen la Liga BBVA.

El mercado arrancó con el fichaje tempranero de Adalberto Peñaranda. Una operación ventajosa para el club de cara al futuro delantero pero que encontró detractores porque las necesidades de la plantilla respondían más a jugadores defensivos.

Fue en el segundo tramo del mercado cuando se concretó la vuelta de Martín Demichelis, que llegó con la carta de libertad y con el salario mínimo, pero que generó más polémica de la esperada ya que la dirección deportiva no contemplaba la vuelta a Málaga. Una semana después aterrizó Luis Hernández en Martiricos. Su fichaje sí era una prioridad desde el primer momento y también ha supuesto un desembolso de 2 millones de euros. Un defensa solvente y de garantías para apuntalar la zaga. Y con un rendimiento inmediato.

Quedaba la última operación, la de fichar a un mediocentro. Pese a que las miras se pusieron desde un primer momento en Alfred N'Diaye, centrocampista del Villarreal, finalmente ha sido José Rodríguez el que ha llegado a La Rosaleda. El alicantino regresa a España desde el Mainz alemán en forma de cesión con una opción de compra.

En el capítulo de salidas sorprende que el Málaga no haya soltado lastre. Ha buscado una salida a Bakary Koné, pero su presencia en la Copa África complicó su marcha. Llorente también se queda en Málaga, aunque su rol parece más secundario. Ni Sandro ni Rosales ni Camacho han salido. Y ahora la plantilla queda con 24 fichas del primer equipo y con cuatro jugadores del filial que ya han demostrado que pueden aportar como profesionales.

Arnau, sin embargo, ha vivido el mercado más complejo desde que llegó. El dirigente ha visto como antes de enero se marchaba su entrenador, Juande Ramos, lo que trastocaba sus planes. Además, Marcelo Romero no era una de sus pretensiones como sustituto. En el capítulo de fichajes, Demichelis llegó sin su beneplácito. El cualquier caso, el tiempo calificará el trabajo del director deportivo blanquiazul.