Otro partido de medianías del Málaga CF y otra vez que sale escaldado. Otra vez que se deja este equipo sorprender ante un rival teóricamente inferior, otro empate que no aporta nada y otra oportunidad que se escapa para recortar distancias con la zona de ascenso directo. Al conjunto blanquiazul últimamente le pilla por sorpresa hasta la hora del desayuno. Y eso para un aspirante a Primera no es buena señal. En Los Pajaritos fue Diamanka, el buen manejo de balón de los sorianos o la velocidad de su rival. No importa, siempre hay algo. Pero la cuestión es que hace tiempo que el Málaga CF dejó de fijarse en sí mismo y sí a depender de los rivales. Todo eso cuando a este equipo se le reclama que dé un paso al frente, que salga a morder al rival, a presionar, a marcar y a golear si hace falta. Pero no. El Málaga CF no se entera de que así es imposible subir, ni siquiera por la vía del play off.

Es inexplicable cómo de salida el Málaga CF volvió a mostrar su peor cara, la de la indolencia y la permisividad. Todo ello con todo lo que tenía en juego tras caer con Osasuna la pasada jornada. No es sólo una cuestión de puntos, es también de crédito futbolístico y de sensaciones. El conjunto blanquiazul hace semanas que se cayó del cartel de aspirantes al ascenso directo. Y es que con una victoria en los últimos ocho partidos es imposible aspirar a casi nada que no sea ser una medianía. Mientras los rivales van en moto, de tres en tres, el Málaga va a pasito de tortuga. Y con todo y con eso, sigue en la pomada, viviendo de las rentas del inicio de temporada, de todo lo bueno que hizo este mismo equipo que comenzó con puño de hierro y quemando rueda, pero que ahora se muestra inseguro y poco fiable.

Una semana después de fraguar una de las mejores primeras partes de la temporada, el Málaga CF regaló para el mundo del fútbol los primeros 45 minutos insulsos y apáticos que ya ha osado a escenificar en otras ocasiones. Fue previsible, lento de ideas y hasta ridículo en la pelea con su rival. No puso en peligro casi nunca la portería de Juan Carlos, salvo un tiro cruzado de Renato. Y se limitó a ver pasar los minutos.

No es sólo una cuestión de ganas, que también puede ser. Es incluso de directrices tácticas. No salió el Málaga CF a morder, a presionar arriba, a desbordar por banda ni a colgar balones a Seleznov, que a estas alturas está claro que no es ni la sombra de lo que parecía. Nada de eso lo puso el Málaga encima de la mesa cuando arrancó la partida. Decidió esperar. Ver cómo se movía su adversario. Posiblemente cansarlo. Maximizar sus fallos. Aguantar a una iluminación divina que hace tiempo que nadie tiene en este equipo. Eso para un conjunto que va líder o que su aspiración es salvarse, se puede entender. Pero el Málaga CF, como hemos dicho anteriormente, ya va tarde. Y necesita los tres puntos sí o sí.

La indolencia blanquiazul se pagó en la primera mitad. Estas cosas acaban pasando factura y el Numancia marcó antes de irse al descanso. Diamanka aprovechó un rechazo en el palo a un cabezazo de David (40'). Marcó a placer. Pero el inicio, en el minuto 9, Medina disparó al palo de Munir. Y la sensación siempre fue de que la balanza estaba del lado local.

Algo debió pasar en vestuarios, otra vez más, porque el Málaga CF salió con otro brío tras el descanso. Entraron Alejo y Blanco desde el inicio. Y el Málaga comenzó a carburar. Con falta de acierto, pero con más intensidad y también más ofensivo. Alejo hizo un par de internadas por banda. Pero fue en un córner botado por Renato en el que llegó el empate, obra de Ricca de cabeza (49'). El 'capi' siempre está y es de los pocos que se salvan de la quema.

Comenzaba otro partido y el Málaga tenía varias marchas más que en el anterior. Pero las cartas ya estaban marcadas y no quedaba otra que ir a por el rival. Entonces entró el partido en un combate sin guantes, a guantazos. No de manera exagerada, pero sí con los dos equipos en busca de los tres puntos, lo que generaba más espacios y más ocasiones. En el intercambio de golpes debería ganar el Málaga a su rival, pero también hace tiempo que este equipo juega sin delanteros y sin gol. Y por eso no marcó.

La tuvieron David (62') e Higinio (67') de cabeza a las que respondieron Adrián (69') y Hugo (76'). Villalba lanzó una falta a la madera (82') poco después de que N'Diaye y Pau hicieran los deberes de limpiarse de tarjetas antes de sus compromisos internacionales. Pero para entonces el Málaga casi entendió que mejor un punto que ninguno. Craso error, porque a este equipo comienza a valerle de poco los puntos de uno en uno. La Liga se aprieta y el Málaga CF sigue sin enterarse.