El tiempo de lamerse las heridas se ha terminado. Mañana, ante el CD Lugo, el Málaga afronta el último partido del año, que además cierra la primera vuelta del torneo liguero. La victoria, que durante numerosas jornadas ha sido la asignatura pendiente, pasa su gran examen antes de las vacaciones de Navidad. Sumar los tres puntos se antoja más importante que nunca, tanto a nivel deportivo como en lo anímico y moral. Sobre todo, un triunfo en casa serviría también para que la afición, cansada de ver como semana a semana el equipo se aleja de los objetivos que debería cumplir, se reconciliase con los miembros de la plantilla después de la eliminación en Copa del Rey ante el Escobedo, equipo cántabro de la Tercera División.

A la última derrota también se suma el insatisfactorio empate de la pasada jornada en la cancha del Extremadura. En las viente jornadas que llevamos disputadas, el Málaga solo ha sido capaz de encadenar dos semanas consecutivas sumando de tres en tres una vez, en el mes de octubre.

Nuevo borrón y cuenta nueva, ahora el conjunto de Víctor Sánchez del Amo tiene casi todos los ingredientes para regalar al público de La Rosaleda un buen partido. El triunfo sería el mejor trampolín para encarar la segunda vuelta de la temporada con un mayor número de puntos en la cuenta blanquiazul y también daría un colchón para que los puestos de descenso queden lo más lejos posible. Aún hay lesionados -Lombán, Keko y Lorenzo González-, además de Luis Hernández que, aunque se repusiera al completo de las molestias, tiene que cumplir un partido de sanción por acumulación de tarjetas. El resto de futbolistas del plantel trabajan totalmente concentrados en el choque de mañana ante el Lugo.

Se espera un duelo de muchísima igualdad y caracterizado por la necesidad sumar que tienen lucenses y blanquiazules. Ambos clubes tienen exactamente el mismo número de puntos (21), aunque el Málaga está un par de puestos por delante de los gallegos gracias a la diferencia de goles. Con lo apretada que es y está la Segunda, cada oportunidad de sumar y escalar puestos es determinante.

Todos estos ingredientes convierten el encuentro de mañana (16:00 horas/Movistar LaLiga) en uno de los más relevantes, si no el que más, de lo que llevamos de temporada. En pocas ocasiones tres puntos han podido hacer tanto bien a un club a mitad de campaña.

Afición dividida

El encuentro copero de esta semana ha encendido varias mechas y ha supuesto que un sector de la afición se rebele y manifieste su descontento con los jugadores y el cuerpo técnico blanquiazul. Los principales grupos de animación han mostrado estos días a través de las redes sociales su malestar con los actuales miembros del equipo y esperan a toda costa que los jugadores den la cara ante los gallegos.

En esta misma dirección, ayer fue entrevistado en Cope Málaga uno de los miembros del Frente Bokerón, Javier Martínez. Más allá del enfado, el seguidor malagueño destacó que el grupo ha estado siempre con el club, con el escudo, con los colores y con todo lo que representa, pero dejó patente que están cansados de la actitud de los jugadores y el staff técnico. «Ellos están ahí porque les pagan, después se irán y quedaremos nosotros, como siempre. No queremos nada con los jugadores. Han pisoteado el escudo. No puede ser el partido del martes. Ellos saben que han fallado y que tienen que ganar este sábado», subrayó.

No obstante, hay otra parte de la masa social malaguista que no se muestran totalmente conformes con esta perspectiva y creen que lo mejor para que el club salga adelante es que estén todos a una y en ningún momento se deje de animar. Todo se verá mañana en las gradas del estadio de Martiricos a partir de las 16 horas.