Cualquier futbolero nacido en Málaga que a finales de los años 90 ya tuviera uso de razón recuerda el mágico Málaga de Joaquín Peiró, el ascenso a Primera en La Rosaleda y a aquellos jugadores que marcaron un hito en la historia blanquiazul. Uno de ellos, sin duda, fue José María Movilla Cubero. Movilla, para los malaguistas. Para recordar al míster, que falleció el pasado miércoles a los 84 años, La Opinión de Málaga ha querido contar con la visión y la experiencia de Movilla.

Con el ascenso a 2ªB con Ismael Díaz Galán al frente del buque, el conjunto de Martiricos empezó a sentar las bases de un equipo que haría historia. Y ahí estaba ya Movilla. «Éramos un equipo joven y nos encontramos a un míster (Peiró) que nos supo transmitir tranquilidad y estabilidad a la hora de competir aunque fuésemos jugadores inexpertos en Segunda y Primera pudimos hacer muy buenas temporadas». No había trampa ni cartón, para Movilla el secreto del entrenador madrileño era «la tranquilidad y la paciencia del, cómo trataba al grupo de trabajo, todos hicimos una unión tremenda y prueba de ello fueron los éxitos».

El hambre y las ganas de crecer fueron también determinantes para aquella hornada de jugadores, «junto con una afición que se volcaba con el jugador, con su equipo, así logramos conseguir lo que conseguimos. Esa unión con la ciudad y con el aficionado nos pudo alzar a competir con los grandes, con humildad y respeto pero sin miedo alguno. Nosotros teníamos lo que ellos quizá no: el espíritu y la ilusión por alcanzar el éxito».

Sobre Peiró, solo hay buenas palabras, no podía ser de otra manera. «El míster tenía muchas frases, era una persona encantadora. Recuerdo muchísimas charlas, cómo nos hacía identificarnos con el fútbol, con lo que hacíamos y nos trató de la mejor manera posible. Por aquel entonces fue un padre futbolístico para todo», destacó el exfutbolista.

Con cierta tristeza, Movilla cree que Don Joaquín hubiese merecido un gran homenaje en vida. «No se debería llegar al fallecimiento de un grandísimo entrenador para hacerle los homenajes, todos los clubes tienen su historia y al final hay que respetarla. Cada uno hemos puesto ese granito de arena. Su salida no fue buena y creo que no vale todo en el fútbol, no es borrón y cuenta nueva, si hablamos de identificarnos y conservar la historia, ¿por qué no hacerlo con estos símbolos? Nunca es tarde, nos acompañará siempre porque fue un fenómeno y entrañable».

Más allá de Peiró, Movilla reconoce que el Málaga CF «marcó mu trayectoria deportiva». Es más, hace un par de año se barajó su nombre como posible director de La Academia. «Al final no pudo ser, ese barco no lo dirige nadie, después de tres o cuatro días hablando conmigo no se llegó a nada».

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Aunque Movilla dejó de pertenecer a la entidad costasoleña hace casi 20 años, nunca ha dejado de interesarse por el club. «Siempre se sigue porque tengo amigos allí, te da tristeza la situación que está atravesando el Málaga por cómo se vive el fútbol, por la identificación de los aficionados con el club... Ojalá vuelva a ser el Málaga que conocemos».

Asimismo, cree que pese a las intervenciones judiciales, «está todo muy verde. Esperemos que dé un cambio y que entre gente profesional», apunta.

De cara al futuro, Movilla opina que los que estén en el club «se tienen que sentar y ver qué camino van a tomar, porque hay buena plantilla pero lo que vemos desde fuera es que se va sin rumbo. Y si el jeque ha pensado en hacer caja, tendría que haber vendido el club y no haberlo debilitado», destacó el exjugador malaguista.