La perfección no existe, pero frente al Girona el Málaga culminó una actuación que casi lo fue. Un golpe de autoridad después de meses y meses sin conocer la victoria. Pellicer acertó en el planteamiento y los futbolistas respondieron y trabajaron por el resultado. Sin dejar de sufrir pero, haciendo gala del lema del club, con coraje y corazón.

Ante un rival complicado y mentalizado en la lucha por volver a Primera, los jugadores del Málaga estaban obligados a sacar lo mejor de sí mismos. Y así fue durante toda la primera parte en La Rosaleda. Después de que unos y otros testasen las intenciones del rival, el equipo catalán no tardó en avisar. Tras solo cinco minutos de encuentro, Borja García tuvo una ocasión que en el banquillo del Girona casi estaban celebrando, pero se equivocó en el remate final con la derecha y Munir acabó atajando el esférico.

Con ese primer susto, el Málaga se cercioró de la eficiencia de los de Martí en fase ofensiva, pero comenzó a trabajar desde el centro del campo hacia delante y con la presión alta.

En bandas, Juankar y Cifu daban velocidad y después entre Juanpi, Keidi Bare y Tete Morente, el equipo costasoleño se mostraba sólido, vertical, bien posicionado y con rapidez en ataque para plantarse en el área de Riesgo. En el minuto 20, el vinotinto Juanpi arrancó una jugada en el centro del campo, se apoyó en Tete Morente a la izquierda y el gaditano le dejó un centro de dulce a Cifu para que con la cabeza rematase a la escuadra derecha del Girona. Con este, el lateral granadino ya suma dos goles en la presente campaña.

El partido se puso aún mejor para el Málaga unos instantes después: Cristian Rivera vio la roja directa después de un duro pisotón a Keidi Bare. Los de Pellicer quedaban por encima en el marcador y además con un jugador más en el terreno de juego.

Los blanquiazules se crecieron y protagonizaron varias ocasiones de peligro, pero los catalanes tampoco bajaban los brazos. Tal es así que en el minuto 40, Stuani batió la portería de Munir aunque el tanto fue anulado por fuera de juego previo.

Para cerrar la primera mitad, primero Tete erró un remate en el interior del área y luego Adrián también falló un disparo central. Faltaron centímetros de puntería pero al menos volvió la actitud que parecía perdida en las últimas semanas.

Después de los 15 minutos de descanso, el club malacitano regresó al terreno de juego con la necesidad de rematar el resultado y atar los puntos, la superioridad numérica podría ser determinante para que el desgaste del Girona. Eso sí, Stuani siempre era sinónimo de peligro y los de Pellicer debían agudizar los cinco sentidos.

Con las ideas claras, Tete Morente arrancó en la banda y realizó un servicio exquisito, dejó el balón perfecto para que Sadiku rematase con la cabeza. Y ya son trece los goles que el delantero albanés ha hecho con el Málaga CF en lo que llevamos de temporada.

Resumen y los goles del partido

Con una mayor distancia en el marcador, el Girona comenzó a despertar y apretar. Solo unos minutos después del tanto de Sadiku, Juanpe intentó asistir a Stuani pero el uruguayo no llegó a tiempo. Los catalanes tenían llegadas peligrosas aunque les costaba generarlas con facilidad. Cuando el balón estaba en el área malaguista, las buenas paradas de Munir, los despejes de Juande o Lombán y los errores propios de los catalanes echaban por tierra las opciones rivales.

Mientras tanto, el Málaga se sentía cómodo, manejaba la mayoría de minutos del encuentro y mostró una gran efectividad en los pases, todos los jugadores estaban concentrados porque los tres puntos tenían que quedarse sí o sí en Martiricos.

Las amonestaciones pusieron la nota negativa. Adrián vio también la roja en el 74 en una pisotón peligrosa e innecesario a Gumbau, así volvió la igualdad numérica para el final del partido. Pero el cansancio hizo mella en el Girona y tampoco aprovechó la situación. Con alguna que otra ocasión para los blanquiazules culminó el encuentro. Fue un partido importantísimo, bien gestionado por Pellicer, bien ejecutado por la inmensa mayoría de los jugadores y, sobre todo, con tres puntos vitales en el bolsillo