­Las abundantes precipitaciones registradas en los primeros días de este mes en el Valle del Guadalhorce, la Costa del Sol Occidental y otros puntos de la provincia han propiciado que el inicio del actual año hidrológico ya pueda ser considerado «como normal», con medias de 150 a 200 litros registrados por metro cuadrado desde septiembre. No obstante, los agricultores no quieren por el momento alejar los fantasmas de una sequía que mantiene como deficitarios la mayoría de los embalses. Además, el olivar atestigua los daños generados por la falta de lluvias durante los dos últimos años.

En plena campaña de recolección de la aceituna, el sector anuncia una bajada del 30% en la producción de aceite de oliva. Como efecto añadido a las excepcionales circunstancias meteorológicas que se han vivido, manifiesta asimismo que el inicio de la recogida ha comenzado con un retraso medio de hasta tres semanas. La parte positiva, como añade el presidente de Asaja en Málaga, Baldomero Bellido, es que el agricultor en principio podrá facturar lo mismo que hace un año.

«Todo apunta a que se van a disparar las exportaciones, a raíz de que otros países como Italia, Grecia, Turquía o Túnez se enfrentan a una merma muy significativa en sus producciones», explica. En este contexto, el aceite de oliva ha empezado a subir de manera significativa durante las últimas semanas. En origen se ha pasado de 3 euros el litro a 3,30 o 3,40 euros en varias cooperativas. Asimismo, el aceite virgen extra roza el precio por litro de 4 litros y no se descarta que hasta pueda superar dicha barrera.

Respecto al análisis de las lluvias de los primeros días del mes, Bellido argumenta que se ha paliado la situación general del secano y confirma esa preocupación por la situación de los embalses. «Haría falta más agua, pese a que vamos a afrontar el invierno en situación de normalidad respecto al actual año hidrológico», relata.

Daños en el Bajo Guadalhorce

Bien distinta es la problemática en el sector de los cítricos, como consecuencia de la tromba que azotó el litoral malagueño el pasado 4 de diciembre. Para Asaja y otras asociaciones agrarias, hasta el 10% de las fincas resultaron afectadas. En total hubo daños en alrededor de 1.000 hectáreas. Las frutas que se encontraban ya maduras han quedado inservibles en estas fincas y todavía se teme por el resto.

«Hay preocupación por los árboles que se quedaron cubiertos de lodo y que, de continuar en esta situación durante más días, podrían correr el riesgo de morir», señala el propio Baldomero Bellido.

Al respecto, agricultores de Cártama relataban durante estos últimos días que habrá «pérdidas millonarias» en el caso de aquellas fincas donde está prevista la recolección de naranjas ecológicas para los meses de febrero o marzo. En este sentido también recuerdan lo que ya ocurriese el pasado año, en el mes de septiembre, cuando se registraron unos 100 litros por metro cuadrado en pocas horas. Por entonces se inundaron justo las mismas áreas que ahora «como consecuencia de la falta de limpieza de los cauces».

Confían en que esta nueva catástrofe sí que establezca unos planes concretos para el futuro.