La preocupación crece por días en el campo. Muchos agricultores confiaban en que hubiese un arranque del año hidrológico más abundante en lluvias, en base a las predicciones de métodos ancestrales como las cabañuelas. Pero lo cierto es que octubre ha resultado ser especialmente seco y no ha cambiado una tendencia que arrastra ya varias anualidades con un significativo déficit hídrico.

En situación de prealerta desde el mes de septiembre, la provincia encara este mes de noviembre con 20 hectómetros cúbicos menos de agua embalsada que hace justo un mes. Esos indicadores han vuelto a reactivar las alarmas entre comunidades de regantes y agricultores dedicados a la siembra del cereal, entre otros. Con la sequía en mente, en la Axarquía, el sector que se dedica al cultivo de subtropicales ya teme por una nueva primavera, igual que la de hace dos años, con restricciones nada más que llegue la Semana Santa.

«Sería dramático, porque de los aguacates y los mangos cada vez dependen más puestos de trabajo temporales y son incontables todos los que hay de empresas auxiliares», relata uno de los cooperativistas de Trops mientras descarga algunos de sus primeros aguacates de la nueva campaña (la que se pone en marcha justo durante estas fechas). Alega que todo el esfuerzo promocional de los últimos meses ha sido importante para dar a conocer las variedades malagueñas de estas frutas, «pero necesitamos que lleguen los trasvases ya prometidos en campaña y que no terminan de verse», expresa sobre las promesas que los distintos partidos políticos realizaron durante la anterior temporada de recolección del aguacate.

En esta parte de la provincia, la falta de precipitaciones ha dejado el pantano de La Viñuela en poco más del 30% de su capacidad. Sólo en el último mes ha perdido 4 hectómetros cúbicos, pese a que las escasas lluvias que octubre registró en la Axarquía se concentraron en el entorno de Alcaucín (por encima de la cota del embalse).

Actualmente, este embalse que es el de mayor capacidad de la provincia acumula 51 hectómetros almacenados, que casi son diez menos que hace justo un año. Roza el 31% de capacidad. Y de su estado depende en buena parte que sean negativos los números del total de siete embalses que posee Málaga.

En conjunto se hallan al 55% de la capacidad. En concreto los recursos hídricos almacenados están en 339 hectómetros cúbicos, sobre un máximo de 616. Son casi 21 hectómetros menos que hace cuatro semanas, pero son 85 menos que a estas alturas de 2018, lo que también preocupa a los portavoces agrícolas y a las autoridades.

Otro dato dramático lo constituye la presa de la Concepción, habitualmente la que más agua acumula y al mismo tiempo libera en toda la provincia. Hace ahora un año mantenía cerca de 46 hectómetros, frente a los 62 que tiene de capacidad, y en este momento alberga sólo 20, el 32% de su capacidad. No es en absoluto casual que la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental subrayara la importancia del acuerdo elevado por la Junta para que puedan trasvasarse los excesos de caudal de la empresa pública de aguas de la Mancomunidad del Campo de Gibraltar hasta los depósitos de Acosol, su entidad homóloga en el ente comarcal limítrofe, ya dentro del territorio malagueño.

Según los datos oficiales que regularmente proporciona la propia administración autonómica, la situación de los pantanos es bien diferente en el cauce medio del río Guadalhorce. El embalse en mejor situación es al mismo tiempo el que más agua de lluvia ha recogido durante este último año hidrológico, casi 400 litros por metro cuadrado. Es el de Guadalteba, que registra casi 119 hectómetros cúbicos que representan el 78% de su capacidad. Le sigue el del Guadalhorce, al albergar 87 hectómetros y rozar el 70% del máximo que puede acumular, según esos datos oficiales.

Contrasta la lluvia recogida en esta parte de la provincia, con los apenas 160 litros del embalse de La Concepción, o esos pobres 99 litros que llegó a contabilizar La Viñuela. Lo normal, tal y como atestiguan los números que manejan los ingenieros en sus tablas históricas, es que en el entorno del Mediterráneo andaluz contabilice de media 500 litros por metro cuadrado (justo la lluvia recogida sólo en el mes de marzo de 2017 en el término municipal de la localidad axárquica de Alfarnate).

Los portavoces del sector agrario en la provincia, como el presidente de Asaja, Baldomero Bellido, siguen «sin comprender que no lleguen las mejoras casi dos años y medio después de que ya estuviésemos a las puertas del Decreto de Sequía». Su homólogos en UPA o COAG sostienen que las comunidades de regantes en áreas afectadas por la sequía en mayor medida han realizado inversiones de enorme calado, para el riego hasta sus fincas, sin que las administraciones hayan hecho sus deberes.