Cuando pase el tiempo y el año 2020 quede atrás, muchos dirán que desde la pandemia del coronavirus nada ha sido igual. Pero para Ángela y Jonathan fue el nacimiento de su pequeño Mateo lo que les cambió la vida para siempre. Cuando se decretó el Estado de Alarma en todo el país, Ángela estaba de siete meses y medio. La insólita situación era preocupante para todos pero ella sentía aún más miedo si cabe por si su bebé pudiera verse afectado.

Desde entonces, toda precaución era poca. Se suspendieron la clases maternales, los paseos recomendados y las visitas de los seres queridos. Intensificaron la higiene de manos y el uso diario de mascarillas. Ángela no salió de casa en dos meses excepto para la última revisión de ecografía y matrona. Por su parte, Jonathan seguía trabajando en una residencia de mayores de Antequera. Aunque se cambiaba la ropa antes de entrar y ambos mantenían la distancia en casa, decidieron dejar de vivir juntos durante un tiempo por prevención y miedo al posible contagio.

Tuvieron que pasar veinticuatro días para que ambos pudieran reencontrarse hasta que llegó el día del parto el 10 de mayo. No fue fácil y los nervios de sus familiares vía Whatsapp se palpaban en la zona de maternidad. A diferencia de otros partos que se produjeron en plena pandemia y en los que no se permitía la entrada a nadie, Jonathan sí pudo acompañarla durante el alumbramiento. «Lo que sentimos al ver a nuestro niño fue algo tan fuerte no se puede explicar, y más después de haber pasado estos meses tan raros», cuentan.

La directora de la unidad de Obstetricia y Ginecología del Hospital de Antequera, María Jesús Zurita, explica que desde que se inició la pandemia del Covid-19, han realizado el seguimiento habitual de embarazo según las pautas que marcan el proceso de embarazo, parto y puerperio de la Junta de Andalucía. Además, tienen preparado un box de dilatación paritorio para aquellos pacientes con sospecha de infección o positivas así como para el proceso de su hospitalización. También han llevado a cabo una adaptación local de acuerdo con el servicio de urgencias para las gestantes que consulten por urgencias y se están realizando test con PCR a las pacientes que ingresan de parto o con cesárea programada.

Una buena preparación y atención que la pareja reconoce. «Queremos agradecer a todo el personal de maternidad su profesionalidad y cercanía. La zona de maternidad estaba muy bien definida y los sanitarios extremaron todas las medidas de precaución».

Por su parte, Gloria se enteró de que estaba embarazada el 10 de abril, en pleno confinamiento por el coronavirus. Una noticia muy especial que tuvo que compartir con sus familiares y amigos por videollamada. «Sentí ilusión y miedo a partes iguales. Sabes que te queda mucho embarazo por delante y que muchas mujeres han tenido que dar a luz solas, sin estar con sus seres queridos».

Gloria confiesa que desde que supo de su embarazo, se tomó «más en serio» las medidas de seguridad ya que pasó a formar parte del grupo de riesgo y desde ese momento «alguien más» dependía de ella.

Si nota síntomas o tiene sospechas de haber estado con algún afectado por Covid-19, Gloria, como toda embarazada, tiene derecho de acudir al hospital a realizarse una prueba. Por consulta telefónica el médico de cabecera no pudo concederle la baja «al no ser un embarazo de riesgo» por lo que Gloria sigue acudiendo a su trabajo, siendo esta, junto con el paseo a su perrita, su única salida al exterior. Ahora en la Fase 1 no ha podido evitar visitar-con toda protección- a sus sobrinas de 5 y 3 meses a las que quiere «con locura».

Historias de madres y padres primerizos, que han demostrado que sacrificarían todo por su bebé, y que en medio de toda esta tormenta, esto es lo mejor y más bonito que les podía pasar.