Desde que estalló la emergencia social por la crisis del coronavirus, la cifra de personas que requieren alimentos en Antequera se ha ido multiplicando paulatinamente, llegando a triplicarse. «De golpe y porrazo atendíamos a más de 400 personas y tuvimos que ampliar nuestro horario de atención hasta los domingos», explica, Ángel Guerrero, presidente de la Asociación Casa de Asís, entidad que gestiona el comedor social de Antequera, y que desde entonces, reparte más de 4.500 comidas mensuales.

Y es que el confinamiento y la consecutiva prohibición de la libertad de movimiento hizo que las familias sin trabajo y sin ningún tipo de prestación acudieran, al igual que las personas 'sin techo', al comedor social y a un hotel habilitado por el Ayuntamiento donde los voluntarios también le llevaban la comida.

La Asociación ha ido implementando servicios. En un principio únicamente se realizaba la recogida de alimentos, su cocinado y reparto en las instalaciones del comedor, bien para comer allí o para llevar a casa, «saliendo así beneficiados múltiples usuarios con una misma comida».

El año pasado incorporaron el reparto a domicilio,» un servicio que el Ayuntamiento quiere promover más y que debería ser el principal de la asociación porque en Antequera existen muchas personas que viven solas, están enfermas o son dependientes, y así además, podríamos visitarles todos los días» cuenta Guerrero, quien aclara que actualmente se da ese servicio pero con pocas personas.

Además, han incrementado la entrega de productos frescos de verdura, carne y pescado, para que los vecinos que tengan posibilidades de cocinar «opten a algo más que a los típicos productos no perecederos como la pasta o el arroz».

A raíz de la pandemia, cerraron el espacio del comedor y establecieron un horario de recogida para que no coincidieran unos usuarios con otros y han realizado un reparto extra de alimentos frescos a las familias numerosas.

Sin embargo, cuando se han visto incrementados los costos y se han triplicado las personas necesitadas, los ingresos y las ayudas provenientes de eventos solidarios y de la Administración autonómica se han reducido a subvenciones puntuales del Ayuntamiento y a pequeñas donaciones de particulares.

«El problema es que el costo es muy elevado porque tenemos que hacernos cargo de la luz, el agua, el butano, el alquiler, los seguros, la higiene, porque pasamos inspección como si fuéramos un restaurante; la asesoría que nos gestiona todo eso, además de que contamos con el gasto adicional de la adquisición de envases de un solo uso por seguridad».

Es por ello que han lanzado una campaña de feria virtual con la que pretenden igualar ese déficit con nuevos ingresos. «Hemos lanzado cuatro tickets, uno por cada día de feria, con el importe de 10 euros cada uno para vender a particulares. Con esos tickets, entre 32 y 40 empresas van a tener la opción de dar descuentos para que cada particular pueda usarlos en esos comercios, o sea que de 40 euros que se gasta, podría ahorrarse 32 repartidos en diferentes establecimientos, a la vez que los comercios patrocinadores también conseguirían recuperar lo que han invertido», explica. También han ofertado patrocinar cuatro empresas en la nueva furgoneta adquirida para obtener fondos.

La Junta de Andalucía de Andalucía dentro de la Línea de Garantía Alimentaria. «La administración convocaba un concurso en el que concurríamos en competencia con todos los proyectos que se presentaban en Andalucía. Lo puntuaban y nos subvencionaban un tanto por ciento, pero este año no han convocado esa ayuda a día de hoy», una situación que ha descolocado al colectivo y más ahora que están «bajo mínimos».

Ante esta situación y la previsión de que si se convocara este año el importe sería muy inferior al de otra veces, el 80% de las entidades de la provincia que atienden comedores sociales han constituido recientemente la Plataforma por la Garantía Alimentaria de Málaga y provincia con el objetivo de llevar a cabo acciones contra la falta de justicia y diálogo para asegurar el mantenimiento y la ayuda a las más de 4.000 personas que dependen de los comedores, buscando a su vez la solidaridad entre la sociedad malagueña.

En principio no se quiere llegar a realizar ningún tipo de manifestación pública ni convocatoria multitudinaria, porque esperan que serán bien atendidos «Lo primero será reunirse con la delegada de Políticas Sociales para trasladarle que si no se busca solución, habrá asociaciones que no puedan mantenerse abiertas más de un mes y que nuestro objetivo es seguir atendiendo e intentando ayudar a esos cuatro mil malagueños que siguen siendo parte de los más débiles de la sociedad».