Ha sido una semana de navajeo constante entre las distinas familias del socialismo malagueño, más preocupado en incordiarse que de estudiar opciones serias, no ya para ganar, sino para evitar perder el poco poder institucional que aún manejan. Un grupo de veteranos del PSOE, curtidos en estas guerras cainitas, mantiene desde hace tiempo comidas periódicas para orquestar campañas contra la actual dirección. Los ven demasiados jóvenes, casi los desprecian y, por encima de todo, no quieren perder lo más sagrado que tienen: su cargo público. En la última de estas comilonas rescataron el nombre de Magdalena Álvarez como candidata para la alcaldía de Málaga. Así, bajo su paraguas, creían que podrían seguir vivaqueando por las instituciones y empresas públicas en poder socialista. Filtraron el nombre a la prensa y la dirección del partido, para atajar nuevos envites y maniobras, decidió adelantar al jueves el nombre del candidato. En los planes iniciales no figuraba anunciar a la prensa que tenían un candidato (sin nombre), pero las explosivas declaraciones de Salvador Pendón ayudó a cambiar la improvisada hoja de ruta. Se comunicó a la prensa que Griñán y Heredia habían cerrado un candidato/candidata, pero optaron por reservarse el nombre y el apellido de María Gámez, que cuenta con el aval de Pepe Griñán, como ahora hay que llamar al ´presi´. En un corto plazo de tiempo su nombramiento será oficial. El guión de la nominación de la candidata socialista a la alcaldía de Málaga parece escrito por el mismo Elías Bendodo. Peor imposible. Primero las historias de las evidencias con Martín Delgado y ahora el silencio. La fiesta no ha hecho más que empezar y el afilador del Pasaje de Chinitas me dice que busca becario para sacar adelante la carga de trabajo que piden en el PSOE.