Creemos que el destino es aquello hacia donde corremos, pero es aquello de lo que huimos. La meta es el punto de partida. Si Edipo se hubiera estado quieto, no habría tenido que arrancarse los ojos. La mayoría de los túneles conducen a la celda de al lado, cuando no al despacho del director de la prisión. Etcétera. Muchos jóvenes que se largaron de casa en los años de la burbuja, están regresando al hogar en una especie de movimiento circular, como el que se extravía en el bosque. Nosotros nos extraviamos en el bosque de las burbujas (la tecnológica, la inmobiliaria, la económica) y cuando creíamos estar a miles de kilómetros de donde procedíamos, resulta que hemos regresado al punto de partida. Sospechen ustedes de los que ponen demasiado énfasis en algo. Quisimos construir la Unión Europea a toda prisa y ahora resulta que la estábamos deconstruyendo. Nos queda el euro. A ver si se salva para liberarnos de esta sensación de vuelta a casa.

Entre tanto, y según los datos de la Encuesta de Población Activa, en la actualidad hay menos familias que ayer, pero más que mañana. También las unidades familiares son víctimas de este movimiento de implosión que encoge todo lo que toca. La explosión hacia dentro significa que donde había dos núcleos, ahora, de repente, sólo hay uno. Al otro se lo ha tragado la crisis. Si al hacer la tortilla se encuentra usted con un huevo de dos yemas, congélelo, pues pronto será una rareza biológica por la que podrían darle una pasta. Lo lógico, hasta nueva orden, es que los huevos tengan media yema y media clara.

La jibarización alcanza a todas las zonas de la realidad. Tiene uno la impresión de que en la actualidad hay también menos ideas que antaño. Lo que no disminuye son las emisoras de televisión, aunque la mayoría producen una suerte de nada dominical. En la práctica, es como si tuviéramos una o dos. Pero lo de las familias resulta inquietante. ¿Adónde van las que desaparecen? ¿Adónde las que ni siquiera llegan a crearse? ¿Hay un limbo de familias a la espera de que la situación se normalice? Lo importante, en cualquier caso, es que se normalice bien. Progresemos sin huir, que las huidas nos devuelven siempre al punto de partida.