El Barrio de las Letras, un Soho en el entorno del ensanche de Heredia, o el Málaga Valley, son algunos de los rimbombantes nombres que a algún publicista se le ha ocurrido para diferentes proyectos de la ciudad.

Estos nombres pertenecen a proyectos para zonas de la ciudad o como en el caso del Málaga Valley para enfatizar la bonanza de un sector de actividad de la misma. En este mundo secuestrado por el márketing las marcas son necesarias pero no son suficientes.

Si lo que queremos es construir una ciudad mediante un eslogan o marca, creo que deberíamos hacerlo al revés, primero hemos de poner en valor nuestras cualidades, incentivar y motivar a los agentes necesarios para que la visión estratégica del proyecto se cumpla, y luego, nos llegará el reconocimiento, lo demás es vender humo. Empecemos por el principio, para conseguir un Málaga Valley en nuestra ciudad, deberíamos crear el caldo de cultivo necesario, que fue lo que catapultó al Valle de San Francisco, a saber, una Universidad que genere talento, incentivar los proyectos de innovación y una cultura emprendedora, con esto no hará falta llamar a las empresas para que acudan, vendrán solas, por desgracia sólo la bonanza climatológica para atraer empresas, ingenieros y talento no es suficiente.

Me gustan estos proyectos para Málaga pero creo que hemos de llevarlos a cabo poco a poco y desde abajo, no empezando la casa por el tejado. De momento nos quedaremos con nuestro más universal apodo, Málaga, ciudad del paraíso que tanto nos ha costado merecernos.

* Enrique González de Gor es empresario