De la indecencia a la ignominiaProcuraré no extenderme en demasía en la siguiente relación de indecencias:

Palacios versallescos con sus respectivas y ostentosas lámparas, coches oficiales dignos de deidades, superfluas embajadas autonómicas, sillas dignas de los moradores del Olimpo, regalos de 400 euros, claudicante e innecesario servicio de traductores en el Senado, escaños vacíos en las Cortes, pensiones vitalicias, ministerios ridículos e inútiles, subvenciones a partidos políticos, a organizaciones empresariales, a sindicatos, a exóticas ONGs, ingente cantidad de paseantes papanatas públicos adornados con cartera...

Tantas indecencias han dado lugar a la ignominia de congelar las pensiones de los jubilados y a rebajar el sueldo de los funcionarios. ¡Qué nos quedará por ver! Manuel Villena Lázaro. Málaga

¡Muy harto!

Francamente de verdad, «estoy harto» de recibir cantidad de cartas cuando no de la Consejería de Salud, para decirme que velan por mi salud, que no dude en ponerme en contacto con ellos y, luego voy al médico y desde el mes de julio tengo una solicitud para el reumatólogo que aún no me han dado cita, he reclamado en varias ocasiones y me dicen que aún es pronto. ¿Qué pasa?, el problema que tengo es bastante grave, ellos con enviar circulares a todos los usuarios para que la pobre gente se lo crea, lo arreglan todo. Otras veces del Ministerio de Trabajo para anunciarme la situación en que está mi pensión de jubilación. Y, lo que faltaba de Hacienda también para recordarme la declaración de la renta. ¿Saben lo que cobro 546,55 euros mensuales? ¿Tengo derecho a hacer declaración de la renta?

¿Qué presupuesto se necesita, para enviar a todos los españoles, estas chorradas? Entre empleados para enviar tantísimas pamplinas y el gasto de papel, pues imagínense.

Más valdría que ese dinero lo destinaran a darnos mejores servicios sanitarios y mejores pensiones.

Pero, que tonterías digo, ¡si nos las acaban de congelar!

Firmado por un pensionista que está muy harto de tanta sinrazón y desvergüenza. Muchas gracias.

José González Ramírez.

Málaga

Demasiado para gila

Aún se evoca con añoranza y admiración al genial humorista Gila, que se hizo famoso, entre otros temas, por sus esperpénticas escenas de la guerra. Recuerdo el caso de aquellos soldados que tenían que atar el proyectil de la bala con una cuerda, para una vez disparado éste, poderlo recuperar tirando del hilo y así volver a dispararlo de nuevo.

Ni el propio Gila hubiese podido imaginar que aquellas cómicas ficciones se tornasen en tristes realidades. No hay más que leer el plan de ahorro, que se le pretende imponer, a la Guardia Civil, y más viendo como al mismo tiempo se dilapida el dinero en suntuosos y versallescos palacios (San Telmo en Sevilla) o en inútiles, vergonzosos y claudicantes servicios de traducción en el Senado, para pensar que este plan ha sido un vulgar plagio de las genialidades de Gila.

M. V. Lázaro

Málaga