Salir fuera siempre aclara las ideas y ayuda a ver con otros ojos el mundo que te rodea. Es lo que he hecho hasta hace unos días, visitar otras tierras lejanas, pero parecidas en forma y fondo a nuestra turística provincia. Una lleva escuchando hablar de los rivales directos de la Costa del Sol años y años y por fin puede comparar desde la experiencia. En este caso les hablo de Croacia, un país que aún recuerda los horrores de la guerra, pero que se ha recompuesto para recibir a miles de turistas y ofrecerles playas, historia, naturaleza, monumentos… Playas de piedra y un servicio que aún tiene cosas que mejorar, pero que sí puede ser un rival peligroso. Y lo puede ser, sobre todo, por una razón: sus aguas están limpias.

Nuestra gran asignatura pendiente sigue siendo esa, el sanemiento integral y desde lejos se entienden y se comparten las reivindicaciones del sector. También desde cerca. Esta semana las playas de la capital estaban más tranquilas, pero sus aguas seguían igual de sucias Algunos días impracticables. Y eso es algo que una potencia turística como la Costa del Sol no se puede permitir. Son muchos los que los vienen advirtiendo y no podemos dejar pasar más tiempo. Es la hora (lo lleva siendo desde hace cuarenta años) de dar el salto de calidad definitivo.

Países como Croacia tienen una oferta espectacular, pero no envidiable para una zona como Málaga. Eso lo saben nuestros políticos, los hoteleros. Todo un sector que reclama que nuestra principal industria no tenga fallos.

Ahora que se acercan unas elecciones a buen seguro que el saneamiento integral no tendrá hueco en sus agendas. Ya se sabe, estamos en crisis. Pero no lo estábamos hace unos años cuando ya se exigía que se terminaran las depuradoras pendientes, que la pelea política no interfiriera en la llegada de tan reclamada actuación. Los malagueños y nuestros visitantes se merecen un litoral limpio. El salto de calidad es evidente en estos últimos tiempos. Los proyectos puestos en marcha por la Consejería de Turismo empiezan a dar sus frutos, hay una apuesta por las nuevas tecnologías, por la oferta complementaria.

Afortunadamente, ya podemos dar algo más que sol y playa. Museos, ocio, patrimonio se mezclan en los folletos que nos anuncian. Y un ejemplo evidentes es la capital, donde cada día se ven más turistas paseando por sus calles, sentados en terrazas de nuevos bares y restaurantes. Tenemos la experiencia que les faltan a otros, la que nos da las muchas décadas que llevamos dedicados al turismo. Les puedo asegurar que eso se nota fuera. El servicio al cliente, la actitud de los responsables de los hoteles, el trato en los restaurantes… Eso lo tenemos aquí ya, pero la oferta no es completa si el paisaje tiene suciedad, si las playas regalan al bañista las sempiternas natas y basura de todo tipo. Las administraciones ponen barcos quitanatas todos los veranos, pero eso no es una solución definitiva, la de verdad tiene que llegar con una depuración plena, con unas instalaciones que no se queden obsoletas a los dos días de comenzar a trabajar. Nos acercamos al final de una temporada turística más hablando de lo mismo. Y ojalá las cifras definitivas de visitantes y pernoctaciones sean mejores que las de 2009, ojalá remontemos la crisis y los que nos gobiernan pongan todo su esfuerzo en recuperar el empleo y la economía. Y nuestra imagen. La Costa tiene aún mucho potencial por explotar. Y lo hará mucho mejor cuando a sus paseos marítimos y a sus largas playas se una un agua limpia y clara. Es un derecho más que una exigencia.