El titular "Imputan a un hombre de Málaga que maltrató a un perro hasta matarlo" provocó en mi mucha ira y pena. Comprobamos una vez más que aunque el mundo haya avanzado tanto, en tecnología, medicina, descubrimientos del espacio y tantas otras cosas, los Homo Sapiens aun siguen siendo una especie destructora de sí mismos y de las demás que habitan este planeta.

Mientras más avanzamos más retrocedemos en lo que respecta a humanidad. Mi señora, hace unos días, me comentaba a raíz de un libro que está leyendo lo crueles que eran los romanos cuando llenaban los coliseos para ver como peleaban hasta la muerte los gladiadores, gritando y azuzando al vencedor para que acabase con sus competidores, aplaudiéndolo a rabiar y disfrutanto con la sangre vertida en la arena.

Con el correr de los tiempos esas competencias deportivas fueron desapareciendo, y hoy hasta los deportes más violentos han sido regulados para proteger a sus participantes.

Sin embargo, al ser humano, al parecer, cada día le resulta más difícil comportarse de un modo menos violento, probablemente debido al stress y a la vorágine que se vive hoy, en un mundo tan competitivo. Algunos necesitan por ello desahogarse y lo hacen normalmente con el más débil e indefenso, en este caso su animal, lo cual parece injusto debido a que muchas veces ellos lo único que anhelan es cariño, además de ser muy recíprocos con sus amos, devolviéndoles con creces todo el amor que se les da.

No obstante, cada cierto tiempo nos enteramos de estos escalofriantes comportamientos. Y es la hora que realmente todo el rigor de la ley se aplique a aquellos que no mostraron el mas mínimo respeto por la vida de un ser indefenso, que estoy seguro miraba con compasión hasta el último minuto a su agresor.

En la mente de los animales no existe un comportamiento así, sin justificación; hacer daño por hacerlo no cabe en ellos, y menos con quienes comparten su diario vivir o forman parte de su manada, la cual protegerán siempre.

Pero nuestro respeto por la vida debe ir mucho mas allá, en cada hogar y escuela que es donde se educa, forjando el carácter y comportamiento de las futuras generaciones, estos deben sentir y aprender a respetar a todos los seres que habitan el planeta, el derecho a la vida debe ser nuestro legado.

No despreciemos a los seres de otra especie, llamémoles perros y no chuchos, pues ese término peyorativo les falta el respeto y los hace ver como seres inferiores cuando precisamente cada día mas nos ayudan en todos los ámbitos a buscar cura a muchas de nuestras enfermedades y a salvar vidas en las catástrofes.

Sus increíbles sentidos, sirven para predecir algunas enfermedades que ni las maquinas más sofisticadas han podido descubrir, y aun así a sabiendas de todo lo que hacen por nosotros los humanos, existen algunos que les dan ese trato.

Suponiendo que somos la especie más desarrollada intelectualmente, al parecer muchos carecen de ¨inteligencia emocional¨.