Suenan aún los ecos mediáticos y políticos que negaron en abril que el Partido Popular estaba negociando y había cerrado con el líder de UCB, Francisco Salido, una moción de censura para desbancar al socialista Javier Carnero de la alcaldía de Benalmádena tal y como adelantaba el sábado 14 de abril La Opinión de Málaga en un magnífico trabajo de la periodista Carmen Romera. Es un viejo mal endémico del periodismo desmentir una noticia cuando tu competencia te pisa una exclusiva y lo recurrente es jugar a la contra, comprar la tesis oficial y negar la información aún sabiendo que le entregas a tus lectores mercancía algo defectuosa. Este mal está prohibido en La Opinión, pues tenemos las suficientes tragaderas para lidiar con dignidad en el día a día de este maldito oficio. Jamás engañaremos a nuestros lectores a sabiendas, otra cosa bien distinta es que podamos equivocarnos, error del que nadie está exento.

Eso pasó en Málaga hace semanas, cuando este periódico ofreció todos los detalles de las negociaciones que Francisco Salido y la vicesecretaria general del PP, Margarita del Cid, habían mantenido para sellar la moción de censura y convencer al cabeza de lista del PP, Enrique Moya, para que dejara paso a Paloma García Gálvez como nueva alcaldesa. Hubo varias reuniones entre los independientes de Salido y dirigentes del PP, intercambio de opiniones con empresarios locales de gran ascendencia en el municipio e incluso de la etapa de Enrique Bolín para calcular los efectos colaterales de la ansiada unión de todo el centro-derecha de Benalmádena. Pero todo se negó.

La publicación por este diario de la operación, que por cierto circulaba por todos los mentideros, provocó que se pospusiera la moción y que todos sus protagonistas salieran en clave política para desmentir, como era lógico, lo que ayer se confirmó.

Los ciudadanos de Benalmádena deberán juzgar en un futuro la idoneidad de este pacto, legítimo, pero que nace viciado por falta de credibilidad política demostrada en los últimos tiempos por Salido. Dudó en público de la credibilidad de este periódico, ya que lo fácil es matar siempre al mensajero cuando no se doblega a intereses partidistas y se limita a informar; amenazó con medidas legales por informar de la moción; expresó con rotundidad que sólo una causa similar a un terremoto podría romper la alianza de gobierno con el PSOE e IU, y llegó a afirmar que esperaba que fuera la última vez que tenía que desmentir una firma de pacto con el PP. Esta última afirmación fue la única en la que Salido no faltó a la verdad, pues nunca más podrá desmentir una moción que se presentó ayer en el registro del Ayuntamiento de Benalmádena. Bueno lo hizo también hace dos días.

A partir de ahora habrá que poner en salmuera las declaraciones de un político que además en menos de un año es capaz de gobernar con PSOE e IU y con el PP, aunque en el transfondo de este cambio subyace también la codiciosa ampliación del puerto deportivo de Benalmádena, un proyecto que seguirá en sus manos y que Izquierda Unida rechazaba. Incluso sus antiguos socios de gobierno, PSOE e IU, avisaron ayer de que algún día se conocerán los intereses ocultos que encierra esta moción de censura. Pero esto no deja de ser un futurible y habrá que estar al tanto de si se trata sólo de un berrinche por el desalojo prematuro del sillón o hay algo de cierto en tan siniestra advertencia.

Mientras, el PP cierra el círculo de su poder en el litoral de la Costa del Sol y logra la vieja ambición de recuperar el gobierno en Benalmádena, un municipio donde fue la lista más votada pero que la lucha de egos y rivalidades entre los clanes del centro-derecha había fraccionado el voto desde hace varias elecciones. Elías Bendodo, presidente del PP, sitúa a Paloma García Gálvez en la alcaldía y le ofrece a Moya una salida con responsabilidades en la Diputación. Una operación que también es de difícil venta, aunque nadie puede dudar de la legitimidad de una operación pues una trastada aún mayor hizo el PSOE en Ronda pactando con un tránsfuga declarado como Antonio Marín Lara. El PP ya tiene la alcaldía que le faltaba, lo que se desconoce es por qué los ciudadanos de Benalmádena permanecen en silencio ante tanto trajín de sillones, de alianzas contranatura y de políticos que no dan la talla.

[Juande Mellado es director de La Opinión de Málaga]