'Dejando huella en la Tierra'

Deberíamos obligarnos a parar, mirar a nuestro alrededor y ser conscientes de nuestra relación con la Tierra.

En las últimas décadas, donde el sistema capitalista ha acelerado los procesos productivos y ha hecho del consumismo el nuevo ocio de gran parte de los ciudadanos, la naturaleza ha resultado una de las grandes perjudicadas. La huella ecológica, que mide la superficie que cada uno de nosotros necesitamos para producir los recursos utilizados y asimilar los residuos producidos, ha sufrido un aumento totalmente insostenible. La biocapacidad de cada ser humano supera con creces lo que la Tierra es capaz de asumir, siendo por tanto, insostenible para el desarrollo de generaciones futuras.

Debemos replantearnos absolutamente nuestros hábitos de consumo y producción con el objetivo de poner freno lo más rápido posible a esta catástrofe medioambiental que nosotros mismos estamos creando. Redefinir el papel de la naturaleza, no sólo como un recurso para este nuevo progreso, sino como parte inseparable de nuestra vida; adoptar una nueva dinámica de relación con nuestro entorno mediante hábitos más sostenibles y saludables, reducir nuestro consumo y producción de residuos, optar por el uso de energías renovables, etc. En definitiva, actuar de manera más armónica y respetuosa con la naturaleza como medio que nos da vida, porque no sólo es materialmente posible, sino que es moralmente necesario.

Montse Morón Mejías. Málaga

'La sociedad entra en shock'

Se hace evidente pensar que los autores del atentado de Boston buscaban sembrar de víctimas la ciudad y así ha sido; pero después de la lección aprendida en los atentados del 11-S, 11-M, 11-J, etc., debemos hacer una lectura fría, fuera de los convencionalismos impuestos por la cercanía del luctuoso hecho, porque, como pasa en muchos aspectos de la vida cotidiana, es muy posible que los árboles no nos dejen ver el bosque.

¿Qué hemos aprendido de otros actos de igual magnitud?

Que además de lo vulnerables que somos, algunos países con intereses muy concretos, han vertebrado su política geoestratégica al calor de la venganza en caliente, aprovechando que la sociedad estaba sumida en el shock. Y dicho esto, hagamos un repaso por los escenarios internacionales, para determinar los posibles efectos a corto y medio plazo, que un hecho de estas características puede acarrear.

Por un lado, si la autoría y las connivencias del atentado llegaran hasta el famoso «eje del mal» y ya sabemos como funciona esto, la mal llamada «comunidad internacional» tendría motivos para aplastar a Corea del Norte, empeñada aparentemente en provocar al resto del mundo, e incluso estaría mucho más cerca una intervención abierta en Siria; sin olvidar por supuesto a Irán, que para algunos es la fuente de todo el terrorismo internacional.

Por otro lado y a la vista de las sospechosas elecciones presidenciales de Venezuela, EEUU podría despejar sin ambages su patio trasero, apoyando descaradamente un cambio político al viejo estilo bananero de los sesenta y setenta del siglo pasado.

Y hablando de EEUU, no es menos importante recalcar que en ese país, algunos atentados son de uso exclusivamente doméstico y se ejecutan preferentemente cuando gobierna un presidente demócrata con gran proyección y mejor popularidad, basta solo con recordar el de Oklahoma City de 1995, siendo presidente Bill Clinton.

Y es que a estas alturas, con una sociedad sumida en el shock, nada es lo que parece.

Francisco Javier España Moscoso. Málaga