Y aquellos que fueron vistos bailando fueron tomados por locos por aquellos que no podían escuchar la música» Fiedrich Nietzsche.

Cuando lees u oyes una cita hay dos cosas que la hacen especial, la cita en sí misma y quien la trae a colación, sea el tema que sea. Leyendo el libro El manual del Estratega, cinco estilos de hacer estrategia de Rafael Martínez Alonso (@estratega en twitter) puede uno disfrutar de un estupendo libro sobre estrategia, evidentemente enfocada en el mundo empresarial, pero cualquier proyecto, ONG, administración pública o incluso la vida misma puede beneficiarse de las estrategias que nos presenta el libro para enfocar los vaivenes diarios del mundo actual. El libro además está lleno de citas genialmente seleccionadas y que pueden dar una visión del carácter irónico que rodea al libro en todo momento, sin olvidar la exactitud y excelencia de las tácticas empresariales presentadas. Pensando en la cita con la que comenzaba el artículo, me pregunto si todos los responsable en Málaga están escuchando la música que suena, ese hartazgo de lo establecido, de lo «de toda la vida», iniciativas como la de Juventud sin futuro, la de la casa de la buena vida o el reciente cinefórum que se hizo en Málaga del corto «Aquel no era yo» nos indican que no todo está en manos de los que tienen la sartén por el mango.

El libro además me hace pensar si realmente tenemos una estrategia como ciudad, ¿se adapta la ciudad a lo que pasa en cada momento?, ¿se anticipa la estrategia de la urbe al futuro que nos espera?, recuerdo cuando se hablaba del Plan estratégico de la ciudad de Málaga con aportaciones del gran profesor de la UMA Vicente Granados. Planes, estrategias, táctica, un hilo conductor, algo que nos permita ir más allá del día a día sin pensar en lo que se hace para que no aparezcan supermercados en las esquinas de los puertos ni hoteles con prisas y las urgencias, lo urgente no necesariamente coincide con lo importante.

Otra cita del libro que recomiendo se atribuye a Warren Buffett: «Como se dice en el póquer, si llevas jugando treinta minutos y no sabes quién es el pardillo, es que tú eres el pardillo». Que Málaga no haga el pardillo.