Tala en la Plza de la Marina

Aunque con poco ánimo, seguramente para evitar críticas, se ha anunciado la unión de la plaza de la Marina con la entrada al puerto mediante una pasarela. Uno de los típicos proyectos por los que llevan años clamando arquitectos, políticos y un gran puñado de ciudadanos adeptos a cualquier novedad, insatisfechos con una ciudad que consideran provinciana.

Se trata de un nuevo episodio en la conversión del centro de la ciudad en un «parque temático»: hacer una pasarela por la que todos los cruceristas se muevan del muelle al centro y del centro al muelle, sin perderse ni meterse por las zonas que no parecen Disneyland. Cosas que en sus países solucionarían de una forma más sencilla.

Lo que desde luego no permitirían en esos países del Centro y Norte de Europa sería que talasen unos árboles de tal calibre e interés por un proyecto tan absurdo: seguro que si se le hiciera una encuesta a los cruceristas noruegos, alemanes, franceses o ingleses que vienen, ninguno aprobaría esa tala, y reconocerían que prefieren un paso de peatones de los de toda la vida, como se hace en sus países, donde no se distingue entre turista y ciudadano y ambos conviven con dignidad. También son países donde se prefiere seguir la ley y mantener un edificio protegido, como el cercanísimo de la calle Vendeja, incluido en el proyecto como solar, y dejar tranquilos los parques, como el del Poeta Alfonso Canales, recientemente restaurado y también afectado, antes que embarcarse en proyectos faraónicos que pueden solucionarse… con un simple semáforo o un paso de cebra (que en Berlín y en Londres, respectivamente, constituyen tarjetas postales).

Naser Rodríguez García. Málaga