Hace algunas semanas, se presentaron los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el próximo año. Son tiempos de contracción presupuestaria, que, en el caso de Málaga coinciden además con más de 7.000 millones de euros invertidos en la última década en grandes infraestructuras. Calcular en qué puesto del escalafón queda la provincia, qué ratio por habitante o decir que la inversión se ha borrado del mapa constituyen una serie de argumentos maniqueos y escasamente analíticos. Aunque la situación fuera otra, ¿qué necesitaríamos, otro AVE, otro Aeropuerto?

Pero se da la paradoja de que la inversión es vital para reactivar la economía. Invertir, sí, pero diferente, abriendo el campo y haciendo que conceptos manoseados por discursos vacuos como la I+D+i cristalicen. Un buen ejemplo de esta necesidad de nuevos horizontes productivos es el Anillo Ferroviario de Antequera.

España lidera la tecnología de alta velocidad en el mundo. Pero este liderazgo debe seguir alimentándose con investigación, con desarrollo, con la interacción de empresas y universidades. Ahora mismo en Málaga ya hay una veintena de sociedades potentes trabajando en Centro de Tecnologías Ferroviarias del PTA, embrión del Anillo.

El marketing ha podido tener algunos fallos, nombre incluido, dado que sin duda sería mucho más entendible el término «circuito». Es evidente que el proyecto inicial comprometía algunas zonas agrícolas de la Vega de Antequera y no quedaba claro su encaje con la normativa ambiental comunitaria. Una vez hechos los estudios de impacto y las mejoras pertinentes, creo que es hora de poner las luces largas.

Huelga decir que en los citados PGE no figuran partidas para el Anillo, algo que debería variarse en la fase de enmiendas. Alguien podrá decir que el proyecto no será tan rentable cuando en la primera licitación quedó desierto. Bien, cuando uno intenta rebañar información, descubre que lo que no convencía a las empresas era la manera de redactar el pliego por parte de Adif. La no presentación se realizó de manera más o menos pactada y los dos o tres consorcios que ya se adivinan para optar a esta infraestructura siguen a la espera de una nueva salida a concurso.

Así las cosas, parece que esta nueva licitación se producirá sin tardar mucho. Serán los adjudicatarios quienes proyecten y construyan y Adif quien les abone el coste de las obras. A partir de ahí, las concesionarias explotarán el Anillo y abonaran un canon anual a la sociedad estatal. Y, aquí está el quid: Son las compañías las que asumen los riesgos empresariales y no seré yo quien haga números sobre un asunto que se me escapa sin lugar a dudas.

Tampoco quiero pronunciarme sobre las cifras de 7.000 empleos y otras previsiones porque la disparidad de criterios es abrumadora. Hay que tener en cuenta, eso sí, la fase emergente de la alta velocidad en un sinfín de países y que el futuro también marca buenos tiempos para tranvías y metros. En este sentido, Málaga podría convertirse en el centro neurálgico de la investigación ferroviaria en el mundo, en el lugar idóneo para experimentar con la siguiente generación ferroviaria, la de muy alta velocidad (el Anillo está diseñado para alcanzar velocidades punta de 520 kilómetros hora, muy lejos de las máximas comerciales actuales, pero muy creíbles si vemos los ejemplos asiáticos).

Será un lugar en el que realizar todo tipo de pruebas especializadas, incluso en túneles y viaductos; pruebas de nuevo material móvil; para sistemas de frenado y comunicaciones; de seguridad; de ruido; aerodinámicas; de electrificación; puestas a punto, etc.

La comparación con el resto de instalaciones similares en el mundo (Wildenrath en Alemania, Valenciennes en Francia, Cerhenice en Chequia o Colorado, en EEUU), según Adif, supone contar en nuestra provincia con el mejor centro de ensayos ferroviarios posibles.

Creo que el Anillo debe recibir definitivamente este doble impulso: el público porque es apostar por nuevas fuentes de actividad y riqueza y el privado porque es la manera de seguir aumentando la competitividad. Y no perdamos de vista el papel esencial de los talleres Renfe Integria en Los Prados, que cuentan con trabajadores de alta cualificación y que ya han demostrado su solvencia en la fabricación de componentes y material AVE. Tenemos la oportunidad de cerrar en Málaga el círculo de la tecnología ferroviaria.

*Chus Heredia es periodista especializado en obra pública e infraestructuras