La prioridad para todo político debe ser luchar contra el paro. En nuestra tierra los desempleados suman más de un millón y hay cerca de trescientos mil hogares con todos sus miembros en paro lo que significa exclusión social, es decir hambre, miseria y desesperanza.

Es comprensible que ante este panorama todos los que ejercen en política se llenen la boca proclamando que es su primer objetivo, como lo es, según la encuesta del CIS, el primer y principal problema para los españoles. Si ya enero será una cuesta demasiada empinada para quienes andan con los salarios recortados y a la baja, ya pueden ustedes imaginarse lo que representará para quienes no tienen más ayuda que la solidaridad. Para estos últimos la cuesta de enero durará todo el año pese a las buenas intenciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que nos anuncia, manipulando los datos, estar en la senda de la recuperación.

En estas dramáticas circunstancias para millones de hogares (España tiene con el 26,9% el mayor paro registrado de Europa) que haya quien se tome en serio la creación de empleo sin demagogias y palabrería vana es digno de resaltar, como ha hecho el consejero de Turismo y Comercio de la Junta de Andalucía, Rafael Rodríguez. Y como el consejero hay que preguntarse cómo es posible que habiendo sido el año 2013 un año histórico para el turismo andaluz no sólo no se haya creado empleo estable, sino que se ha destruido y en aplicación de la Reforma Laboral del Gobierno Rajoy las empresas han hecho de su capa un sayo con contratos temporales, condiciones precarias y prestos a firmar despidos con sólo verle las orejas al lobo.

No digo yo que todos los empresarios hagan esto en el sector servicios porque conozco algunos que mantienen la filosofía de tener empleados bien remunerados y con contratos indefinidos como mejor forma para estar integrados en un proyecto común, lo que deriva en mayores beneficios para todos.

Desde la Consejería de Turismo se quiere premiar esta actitud y favorecer a las empresas que creen empleo estable. El consejero Rafael Rodríguez ha puesto sobre la mesa 10 medidas para conseguirlo y priorizará la concesión de subvenciones y avalar créditos a las empresas que más y mejor contraten. Aspectos como la promoción y otras ayudas estarán supeditados al balance laboral. El diagnóstico del consejero de Turismo para trazar estas ayudas es claro y demoledor y ha sorprendido a muchos dirigentes empresariales que consideran que las subvenciones y ayudas no pueden estar en función del empleo e incluso afirman que habrá que leer la letra pequeña de las medidas anunciadas por la Junta de Andalucía porque aun teniendo un balance laboral positivo no les será fácil acceder a las ayudas. Hay más: los empresarios señalan que es necesario ampliar sus márgenes de facturación para poder crear empleo.

Lo que sí es cierto, apoyado en los datos facilitados por el consejero Rodríguez, es que las estancias en Andalucía aumentaron en un 4,5% y, sin embargo hubo una caída de 2,5% en puestos de trabajo. ¿Cómo se entiende esta diferencia? Aunque lo nieguen los empresarios la calidad del servicio, una de las marcas que es necesario preservar, ha caído de forma notoria, no sólo en los establecimientos hoteleros sino también en la hostelería. Hay hoteles con una media de un trabajador por cien clientes y restaurantes que han reducido sus plantillas hasta en un cincuenta por ciento.

Rafael Rodríguez, con sus propuestas, ha zarandeado un sector necesario de profundos cambios, entre ellos la mejora de la formación y el relevo generacional.

P.D.- (1) Celia Villalobos, la voz solitaria que clama en el desierto del PP cuando del aborto del señor Gallardín se trata. Nadie le hará caso. Rajoy esbozó una sonrisa de perdonavidas y miró para otro lado. Él está en la macroeconomía como le ha restregado por la cara el diputado socialista malagueño Miguel Ángel Heredia cada día más en su papel de mosca cojonera ante los cachondos y publicitados anuncios de recuperación con que nos brinda el señor Rajoy.

(2) Silenciada María Dolores de Cospedal en su deseo de que sea José Luis Sanz su candidato para la Junta de Andalucía se pone de manifiesto que tampoco Mariano Rajoy lo tiene claro. El PP andaluz está pagando el tapón que siempre supuso Javier Arenas en generar líderes que pudieran hacerle sombra, no tiene banquillo, aunque hay al menos dos personas cualificadas en las filas peperas que le han dicho a Rajoy que no, que la guerra no va con ellos. Seguramente leyeron lo que había dicho el presidente del PP malagueño, Elías Bendodo, de necesitar un candidato aunque fuera para perder. De entrada, la derrota no es plato que se sirva en frío. Lo sabe Rajoy.