En modo serio, editorializando el tío, la cámara se queda con un primer plano para enfatizar lo que Wyoming quiere trasladar: «Estamos a las puertas de la Semana Santa. Las calles ya huelen a incienso y azahar. Sin embargo, los cofrades estamos pasando por un verdadero calvario. El motivo en esta ocasión no son las previsiones meteorológicas, sino algo mucho más difícil de asimilar».

Entonces, sobre imágenes de un paso de andar por casa, unos costaleros circunspectos portan la imagen del extesorero de nuestros (más bien de sus) pecados, y es cuando se oye lo siguiente: «La cofradía de Las Tres Caídas y su sagrado titular, Nuestro Padre Luis del Gran Poder, no podrá llevar a cabo el tradicional desfile procesional de Semana Santa porque, casi un año después, todavía sigue en prisión. ¡Yo te maldigo Soto del Real! ¿¡Por qué te llevas siempre a los mejores!? A quién vamos a procesionar ahora, ¿a Miguel Blesa, el Santísimo Padre de los descapotables? Imposible. Sólo hay una solución: hacerlo en diferido recordando algunas de las salidas más memorables que hizo el año pasado». Y así se tira el gachó buena parte del programa, después de la enorme cantidad de minutos que el reo lleva consumidos desde que se conociera su contabilidad en be.

Y, frente al despliegue de La Sexta en su franja más pegadiza, ahora que Bárcenas ha dicho en sede judicial que toda la cúpula del pepé, desde Mariano hasta Acebes pasando por Arenas, estaba al tanto de la financiación ilegal, los penitentes mantienen un colosal silencio, que no es fácil de lograr cuando te están llamando de todo. Pero nadie, ni siquiera Floriano abre el pico. Qué fuerza de voluntad. Resulta admirable el recogimiento dentro de una situación que tendría que ser extrema. Por Madrid es un clamor que todo esto se va a llevar en breve a alguien por delante. A Wyoming, naturalmente.