Tener un máster no te hace mejor. No estar pendiente de la Champions no te hace peor. Un buen currículum académico te hace estar más preparado para determinada disciplina, aunque no necesariamente para la vida ni te da más derechos. No estar pendiente de la Champions te aísla en una conversación de bar o en un receso del trabajo -si lo tienes-, pero no por ello mereces menos que quienes ocupan su tiempo en un divertimento mayoritario como ése, menos derechos que quienes convierten el fútbol visto por la pantalla en una pasión en ocasiones desmesurada (niño, déjame en paz que estoy viendo el Bayern y no a ti, a quien no veo desde anoche cuando llegué a casa un poco más tarde que anteayer, y así€).

El informe de Cáritas en la presentación de su memoria anual me ha parecido lo más importante del periódico de ayer, lo más valeroso, lo más real, lo más noticiable. Los españoles han superado por primera vez a los inmigrantes en acudir a Cáritas para requerir de su programa de empleo y economía social. Han sido más de la mitad de los casi 80.000 demandantes de empleo en situación extrema. La persona que acude a Cáritas para beneficiarse de estas acciones de acompañamiento es mayoritariamente mujer, española de entre 25 y 45 años y con educación básica. Luchan normalmente por sacar adelante un hijo y a sí misma.

El viernes volví a casa impactado. Nos mueve el sentimiento la pobreza de los otros, pero nos asusta si nos vemos reflejados en sus ojos cuando les miramos a la cara, por eso miramos para otro lado. La crisis y una manera intencionadamente lineal de leer la existencia nos ha vuelto seres debilitados. No estamos para ayudar a quienes se descuelgan de este imperio del mercado especulativo y financiero que utiliza a las personas como servidores, como clientes y como estorbos cuando no tienen nada para gastar o para que se les incaute.

La chica se me acercó en la puerta de un Carrefour malagueño, con los hombros hundidos, hablando muy bajo, con cierta vergüenza. ¿Pañales?, le pregunté algo irritado. Si. De qué número. Si puede ser del 4. Tengo que hacer compra de semana, ¿usted estará cuando yo vuelva? Si. ¿Aunque tarde? Si.

Casi una hora después, de noche, dispuesto a devolver en atención al cliente los pañales que compré, la vi. Con una bolsa en la mano donde tenía algunos pañales sueltos que había ido pidiendo a quienes salían con el carrito de vuelta. Le di la caja de pañales marca blanca del número 4 que cuesta unos 15 euros.

A esa mujer de entre 25 y 35 años, que parecía española, probablemente sin estudios superiores y que no sabrá que es una cifra estadística de Cáritas, se le iluminó la cara triste y cansada. Me sentí mal, compartí el fracaso de mi sociedad y mi tiempo, pensé en mi niño y no tuve valor de implicarme más. Pero cuando iba a sentir miedo sentí rabia. Por un nuevo modelo social que nos iguale en dignidad, este 1 de mayo habría que poder votar a Cáritas€