Fundamentalistas «equipapables»

En el avión de vuelta a Roma tras su visita a Turquía, el papa Francisco comentó a los periodistas: «Yo creo sinceramente que no se puede decir que todos los islámicos son terroristas, no se puede. Como tampoco se puede decir que todos los cristianos son fundamentalistas. Porque también nosotros tenemos fundamentalistas, ¡eh! En todas las religiones hay estos grupitos». Con la benevolencia que le caracteriza, no exenta de autoflagelación, Francisco parecía equiparar a fundamentalistas islámicos con fundamentalistas cristianos. Pero mientras que raro es el día que no nos topamos con sangrientas imágenes y terribles noticias de atentados, secuestros, asesinatos y toda clase de horrendos crímenes ejecutados por islamistas agrupados bajo diferentes siglas, de las acciones de los supuestos fundamentalistas cristianos no hay noticia. Salvo que consideremos como tales a quienes exigen mayor rigor con la ortodoxia o a quienes denuncian las continuas ofensas al cristianismo mediante el ejercicio de acciones legales ante los tribunales. Entonces, ¿cómo se puede considerar equiparables (o «equipapables») a esos supuestos grupitos de fundamentalistas cristianos con los fundamentalistas islámicos? De un Papa que eligió el nombre de Francisco cabe esperar este tipo de seráficas declaraciones que quizás pretenden quitar hierro a la maldad de los islamistas, ya sean hermanos «lobos solitarios» o acompañados, que son mucho peores que el hermano lobo de Gubbio. Pero aun reconociendo una buena intención, hay comparaciones muy desgraciadas.

Miguel Ángel Loma PérezMijas

NO HAY JUSTIFICACIÓN

No soy partidario del estilo del dibujante Charlie Hebdo. Creo que deben respetarse profundamente aquellos símbolos que representan valores profundos para muchas personas, sean estos cuales sean. Dicho lo cual me gustaría subrayar muy intensamente que lo que está pasando en Francia no es una ataque a la libertad de expresión; es un ataque a la libertad. No hay nada que justifique el asesinato brutal y cobarde de seres humanos, sea cual sea «su pecado». No debemos justificar esto de ninguna manera, ni mantenernos al margen como si no fuera con nosotros, porque sí va. Tampoco deberíamos caer en la trampa de tacharlo de fundamentalismo religioso. Es fundamentalismo islámico y es violencia terrorista contra todos aquellos que no piensen y acaten las ideas de quienes los practican. Occidente, a pesar de los pesares, de crisis de todo tipo y de decadencias variopintas, es lo que es gracias a los valores que lo forjaron, que forjaron nuestro sistema de vida, cuya base y fundamento es el respeto a todos y a todo, aunque no siempre se cumpla. Esos valores son los que debemos recuperar, si queremos seguir siendo libres. Fuera de esos valores, le pese a quién le pese, lo que se encuentra no es el respeto absoluto a todas las personas y formas de vida y de pensamiento, ni la prosperidad ni la libertad...

Francisco Martín MilánMálaga