En su segundo debate contra Walter Mondale, Ronald Reagan, que en el primero estuvo fatal, y que contaba 73 años y sufría una campaña erosionadora por parte de los demócratas a propósito de su supuesta ancianidad, le soltó con sorna a su oponente: «No voy a sacar a relucir el tema de la edad en esta campaña. No voy a explotar, por razones políticas, la juventud y la inexperiencia de mi oponente». Y vaya si ganó. Y no sólo por eso. O a la mejor sí. Supo darle la vuelta a las cosas y hacer del (¿defecto?) una virtud.

El asunto de la edad es recurrente en las campañas electorales. Más ahora, en tiempos de eclosión de nuevos líderes que acumulan ambición aunque no años. Como Alberto Garzón, Albert Rivera, Pedro Sánchez o Pablo Iglesias. Si uno no nombra en un artículo político a Pablo Iglesias es que no está al loro, expresión esta en desuso, muy ochentera y cheli pero que empleo con tino y aire de docto latinista Tierno Galván en uno de sus bandos. Uno hubiera pagado, incluso dinero, por ver cómo Tierno contestaría a un pollo que viera su edad como defecto. Esto no es una defensa de nadie. Es tal vez la añoranza de gentes del carisma y la cultura de Tierno. O de Pedro Aparicio. Y eso que al primero, dada la evidente juventud que nos adorna, apenas conoció uno.

La candidata del PSOE en Málaga ya está explotando que De la Torre tiene 73 años, al igual que lo sacó a colación Susana Díaz. De la Torre no tiene los reflejos de Reagan. Su respuesta fue más previsible -al menos la primera- y a la defensiva: enarbolar su agenda. En el tiempo que usted tarda en consultar cuál ha sido la agenda de De la Torre a este le ha dado tiempo a traerse un museo e inspeccionar dos bordillos sin olvidarse de acudir a dos almuerzos casi simultáneamente. La cuestión no es si el alcalde tiene futuro biológico. Ninguno lo tenemos. Lo esencial es que tenga proyecto de ciudad. Una vez traídos todos los museos del orbe tal vez el proyecto sea llenarlos. El próximo concejal de Cultura más valdría que fuese el dueño de un touroperador. Los socialistas también han apelado a que De la Torre se irá y se quedará en su lugar Bendodo. El PP (¿hola, hay alguien ahí?) perdió una gran oportunidad para contestar si el tapado para la alcaldía es Francisco Conejo cuando se vaya María Gámez. No lo es, pero no es mal contraataque. Lo malo o lo bueno de un debate entre Conejo y Bendodo es que ninguno podría achacarle al otro nada sobre la edad. La campaña nos aguarda con argumentos no sobre quién es viejo, más bien viejos argumentos. No dejan lugar ni a lo subliminal de sopesar entre dos ofertas. Ay, si Reagan levantara la cabeza... Bueno, mejor que se quedara como actor. No era malo, pero sobre todo resultaba más inofensivo. Y joven.